Más de mil 600 piezas conforman el nacimiento del Nacional Monte de Piedad
AGENCIAS
MÉXICO, DF.- La ciudad de Belén luce prodigiosa. La noche hermosea sus callejuelas empedradas y los habitantes, muchos de ellos pastores y mercaderes descansan a la luz de las fogatas. Camellos, corderos, vaquillas, patos y gallinas; fuentes brotantes, tiendas de campaña, palmeras, pozos y pequeños jardines, dan colorido a este paisaje que a distancia, asombra por sus antiguos palacios, por la presencia de ángeles que anuncian la Buena Nueva y por la inmensidad de un cielo cortejado por un enorme lucero.
A un costado se desarrollan dos escenas más. El Bosque y el desierto lucen la misma belleza; por sus caminos, los tres Reyes Magos, viajeros y pastores se dirigen a Belén para constatar el misterio de la Epifanía. En un área de sesenta metros cuadrados más de mil seiscientas piezas narran la llegada del Niño Jesús. Se trata de un nacimiento montado en el Nacional Monte de Piedad por sus propios trabajadores.
Es un esfuerzo institucional y su propósito es impulsar la cultura laboral de la institución y apuntalar las tradiciones y la cultura de nuestro país, según dijo Gustavo Méndez Tapia, vocero del Nacional Monte de Piedad, quien considera este trabajo como un gran regalo para los miles de usuarios que visitan diariamente este Palacio.
Aunque existen algunos antecedentes de nacimientos montados dentro de la institución, Félix Jiménez, jefe del departamento de Adquisiciones e impulsor de este montaje navideño, comenta que hasta la fecha éste es el más elaborado.
Una extensión de quince metros de largo por ocho de ancho, conforma el cielo de Belén que se erige sobre el suelo del Nacional Monte de Piedad. Pintada a mano, según se oscurece dentro del recinto, la bóveda celeste es simulada por varias series de luces blancas acomodadas detrás de una manta.
Las escenas desarrolladas a lo largo de las tres estampas que componen el nacimiento son ilustrativas: Un viajero acompañado de un camello hace un alto en el desierto para admirar el lucero de Belén; un viejo carga un cántaro y en el estanque se bañan los patos; los pastores guían a las ovejas; las mujeres preparan los alimentos y otras cargan a sus hijos, y en el establo, la Virgen María, San José y los Reyes de Magos contemplan al Niño Jesús.
Varias de las figuras de este nacimiento fueron adquiridas en establecimientos de los artesanos del barro de Tlaquepaque y Tonalá, otras son de porcelana, yeso, y pasta. Materiales como el heno y musgo, arena cernida, papel iluminado y tezontle fino, fueron utilizados por los trabajadores del Nacional Monte de Piedad para crear los ambientes que engalanan el nacimiento.
A decir de don José Gutiérrez, uno de los participantes en esta labor, la idea es hacer del nacimiento del Nacional Monte de Piedad una obra más grande y más completa. El reto, dijo, es hacer que todos los trabajadores de la institución participen en su elaboración para así aumentar su creatividad y dimensiones.
El Nacimiento del Nacional Monte de Piedad es el más extenso de los que existen en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Estará abierto al público hasta el dos de febrero, de lunes a viernes de 8:30 a 17:00 horas y los sábados de 8:30 a 14:00 horas.
ANTECEDENTES
Poner el nacimiento es una tradición muy arraigada entre el pueblo mexicano.
-El origen del nacimiento se remonta al año 1223 cuando San Francisco de Asís, en la región de Rieti, Italia, es sorprendido la noche de Navidad en la ermita del Greccio durante su peregrinar; ahí justamente fue donde por primera vez decidió reproducir el misterio del nacimiento de Jesús.
-En nuestro México, el Nacimiento fue introducido por los primeros misioneros que llegaron a América, desde entonces ha sido arraigado en nuestra cultura, pero en el devenir de la historia ha sufrido distintas modificaciones. Esto se aprecia según las costumbres de cada región del país.
FUENTE: Agencias