¿Qué tienen en común Catherine Zeta Jones, Salma Hayek, Nicolas Cage, Paul Newman, Nicole Kidman, Jack Nicholson, Meryl Streep, Michael Cane y Renée Zellweger? Ellos son guapos, no tan guapos, jóvenes, no tan jóvenes, talentosos y no tanto. ¿Por qué nos atraen? ¿Por qué, al ver su nombre en la cartelera, deseamos ver la película? Estemos, o no, de acuerdo con su actuación o con su talento, podemos reconocer que todos proyectan un enorme carisma. Pero, ¿qué es el carisma? ¿De qué se compone? ¿Los "simples mortales" podemos adquirirlo?
El carisma es una cualidad de algunas personas para atraer a otras de forma irresistible, es una presencia que nos estimula, es como si la persona tuviera dentro de sí una lámpara que, al irradiar, nos ilumina. Quien posee carisma y puede proyectarlo, es capaz de seducir a gran escala. Los artistas carismáticos provocan que nos enamoremos de ellos y los sigamos. Poseen una seguridad poco común, además de serenidad, magnetismo y audacia... Por todo esto, sobresalen entre la mayoría de los mortales.
Los actores y actrices aprenden a intensificar su carisma a través de una presencia que impacta, de una mirada penetrante, de una gran elocuencia y de un dominio del escenario. Por lo general, su actitud es animada y llena de energía. Su rostro siempre está alerta, como el de un enamorado, y eso los hace parecer encantadores.
Los ojos, son cruciales en la seducción. Tienen un brillo que revela emoción, intensidad, pasión y hasta lejanía pero nunca miedo, duda o nerviosismo. La clave está en el control de sí mismos.
El carisma es misterioso, inexplicable y nunca es obvio. Es un enigma que se expresa en la contradicción. La mayoría de las personas somos predecibles, las estrellas son contradictorias; así pueden ser, al mismo tiempo, estrafalarios o conservadores, amables o fríos, santos o diablos; lo que provoca que la gente hable de ellos. Son poco convencionales, exhiben un aire de riesgo y aventura que atrae a los aburridos. Como parte de su estrategia, mantienen la distancia, son artificiales, difusos y etéreos para estimular la imaginación del espectador y evitar que los adivinemos.
¿Qué hay más allá? ¿Cómo serán sus vidas? ¿Qué pensarán? Esta cualidad, como de sueño, trabaja en nuestra fantasía. Su gestos, su voz hipnótica, sus palabras, su peinado, su manera de ser y vestir; evocan tanto lo real como lo irreal, así, nos enganchamos y, casi sin darnos cuenta, empezamos a imitarlos.
Como las estrellas son inalcanzables, es fácil que nos obsesionemos con ellas, a veces, cazan nuestros pensamientos, nuestros sueños y nuestras ilusiones. Podemos pasar media vida enamorados de Al Pacino, de Jodie Foster, de Anthony Hopkins o Demi Moore aunque sabemos que no están al alcance de nuestra mano. Muchos de ellos son un mito en nuestras vidas, la ceremonia de entrega de los Oscares es el pináculo de este mito y, por eso a pesar de los vientos de guerra y del pesar que esto causa, no queremos perdérnosla.
En contra de lo que pudiera creerse, el carisma tiene poco que ver con tener un cuerpazo o una cara perfecta, éstas son cualidades que provocan interés a corto plazo. Vestirse estrambóticamente o llevar un escote pronunciado tampoco tiene nada que ver con el carisma ya que sólo atrae una atención equivocada. No vemos la entrega por estas razones sino porque el éxito es otro importante factor de quienes poseen carisma y cuando un artista obtiene la estatuilla dorada del Oscar, se vuelve aún más carismático.Recordemos que no hay nada que atraiga más éxito que una imagen deéxito.
Quienes son carismáticos se muestran vulnerables, proyectan cierta necesidad de afecto y amor. Están abiertos a su público y, de hecho, se nutren de su energía. Por ejemplo, Marylin Monroe, frente a una cámara, se transformaba; de inmediato comenzaba a hablar como niña y a coquetear con el público, lo cual era parte de su hechizo. Nada es más seductor para un auditorio que sentirse deseado.
El cine es magia y la vida cotidiana es dura. Por eso, cuando vemos una película en la oscuridad, en ese estado semi-somnoliento, donde lo que vemos son personajes, fotografías, escenas, proyecciones y luces parpadeantes; sabemos que no son reales; sin embargo buscamos fantasías y llenamos nuestra mente con estas imágenes, sueños y salidas que la pantalla nos ofrece y, como las estrellas absorben algunas características de los papeles que representan, se convierten en los héroes o heroínas de nuestras vidas.
Dice Ibn Hazm en El anillo de la Paloma, un tratado árabe sobre el arte y el amor, "Cuando los rayos del ojo encuentran un objeto claro, muy pulido, ya sea acero bruñido, vidrio, agua, una piedra brillante u otra sustancia reluciente y con destellos... esos rayos del ojo se reflejan de regreso y el observador, entonces, se contempla a sí mismo y obtiene una visión ocular de su propia persona". Quizá es por eso que el cine y las estrellas nos atraen y seducen tanto. ¿Será por que nos regalan la ilusión de poseer aquello que nos hace falta? Usted que opina.