TORREÓN, COAH.- Óscar Puentes Aguayo no encuentra palabras para opinar acerca de las cifras con que el Gobierno Federal ha hecho referencia a una supuesta mejoría en el empleo y los salarios.
Tan ajeno a las estadísticas y los números oficiales, “no vi el informe de Fox”, refiere, se muestra como un experto cuando se le hace referencia a las dificultades diarias que debe enfrentar para sacar adelante las necesidades de su familia.
“Está muy difícil, ahorita no hay manera de sacar más que para comer”, dice mientras se dispone a terminar su jornada laboral del sábado, en la obra de construcción de un edificio en la calle Canatlán del Parque Industrial de la vecina ciudad de Gómez Palacio.
Con 27 años de edad, una esposa y dos hijos que alimentar, Óscar debe levantarse muy temprano de lunes a sábado para trasladarse, desde el poblado de Nazareno, Durango, hasta el sitio donde está trabajando como albañil.
El esfuerzo le retribuye 750 pesos a la semana que alcanzan para casi nada, sólo para comprar lo más indispensable de alimentos.
“Allá todo nos fían”, dice haciendo referencia a que los uniformes escolares de sus dos hijos, de seis y siete años de edad, todavía los debe a una pequeña tienda de aquella población; de la misma forma, dijo, un médico particular le ha facilitado las medicinas y la consulta cuando sus hijos o su mujer se han enfermado; hasta en la miscelánea puede pagar en abonos lo que se compra para la comida de cada día.
La cantidad de su sueldo no compensa todo el esfuerzo físico que implica la albañilería y aunque reconoce que en otros lugares pueden pagar un poco más, la realidad es que está muy competido y todos quieren irse a donde se les pague un sueldo más alto.
Para Óscar Puentes, lo justo es que los salarios sean cubiertos de acuerdo con la capacidad de las personas, pero también conforme el esfuerzo que el trabajo les representa.