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¿Pacifistas?/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Uno no hace la paz con sus amigos. Uno hace la paz con sus enemigos.” Yitzhak Rabín

yo me pregunto, ¿dónde estaban los manifestantes mexicanos por la paz cuando Iraq invadió Irán en 1980. ¿Dónde protestaron cuando Sadam Husein hizo lo mismo con Kuwait de 1990? La guerra de Iraq contra Irán fue particularmente cruenta. Se registraron alrededor de un millón de muertos de ambas partes, contra un centenar de estadounidenses y británicos, 1,252 civiles (hasta el 7 de abril según Iraq) y algunos miles de militares iraquíes en la invasión anglo-estadounidense de Iraq. En su guerra contra Irán, Sadam Husein hizo uso abiertamente de armas químicas que tuvieron consecuencias espantosas entre las víctimas. La invasión iraquí de Irán ha sido, junto con las matanzas de Ruanda y Burundi de 1994, la mayor tragedia humana desde 1980. Pero nuestros pacifistas no organizaron una sola manifestación de protesta por ella.

¿Dónde estaban nuestros pacifistas cuando Sadam Husein atacó a los kurdos del norte de su propio país? ¿Dónde se encontraban cuando los chiitas del sur de Iraq fueron arrasados por las tropas de Sadam Husein? ¿Eran acaso esas muertes menos importantes que las que tuvieron lugar en la invasión anglo-estadounidense de Iraq?

¿En qué lugar se llevaron a cabo las manifestaciones mexicanas para protestar por la brutalidad de los ataques rusos en contra de Chechenia? ¿Quién organizó las manifestaciones de protesta por la matanza de bosnios en Kosovo, matanza que finalmente ha llevado al juicio del ex gobernante serbio Slobodan Milosevic?

Me queda muy claro que la guerra contra Iraq que Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y España, entre otros países, llevaron a cabo en las últimas semanas es inquietante porque no se ajustó a los cánones de una guerra aceptable establecidos por la carta de las Naciones Unidas. Particularmente problemática es la idea de que se trataba de una guerra preventiva, para la que es difícil encontrar fundamento en la tradición legal de los países “civilizados”. Pero es evidente que en las manifestaciones por la paz que hemos visto en nuestro país encontramos más un infantil antiamericanismo que una real reflexión sobre la guerra.

Esta actitud no sólo la encontramos en las manifestaciones contra la guerra. ¿Dónde estuvieron nuestros activistas en contra de la pena de muerte —esos que llevan a cabo vigilias y protestas cuando en Texas se ejecuta a un mexicano, esos que alcanzaron un máximo nivel de histeria cuando fue ejecutado Javier Suárez Medina quien asesinó a mansalva a un policía estadounidense, esos que dicen que la pena de muerte es inaceptable en cualquier caso— cuando Cuba ejecutó hace unos días, después de un juicio sumario, a tres secuestradores de una lancha? ¿Y dónde están esos convencidos defensores de la vida cuando China ejecuta a sus reos? Tan solo el año pasado las autoridades china mataron, a través de su sistema judicial, a 1,060 ciudadanos por distintos crímenes. La verdad es que las pruebas nos demuestran que en México no hay oposición a la pena de muerte, sino solamente a su aplicación en Estados Unidos a reos mexicanos.

Yo soy el primero en reconocer que los precedentes que el gobierno estadounidense pretende establecer en este nuevo mundo unipolar son inquietantes. Es imprescindible poner en tela de juicio un sistema de derecho internacional que pretende otorgarle potestades distintas al gobierno de Estados Unidos que al resto de las naciones del mundo. El concepto de la guerra preventiva, especialmente si sólo puede ser aplicado por la Unión Americana, se convierte en una puerta abierta para la aplicación de la ley del más fuerte.

Pero eso no significa que tenga sentido que nuestros pacifistas protesten nada más contra las guerras que inicie Estados Unidos y no las que lleven a cabo otras naciones del mundo. Si de verdad queremos ser pacifistas, tenemos que estar en contra de todas las guerras. Si la oposición a la guerra existe solamente en las actividades bélicas de Estados Unidos, entonces reconozcamos que no somos unos verdaderos pacifistas.

Me queda muy claro que la enorme mayoría de quienes participaron en las manifestaciones pacifistas de nuestro país del sábado pasado no se habrían atrevido nunca a protestar por las guerras, mucho más mortíferas, que Sadam Husein lanzó desde Iraq. Sólo las manifestaciones en contra de las guerras estadounidenses son políticamente correctas en nuestro país.

REELECCIÓN

Es positiva la iniciativa de senadores como el perredista Demetrio Sodi y el priista Genaro Borrego para recuperar la reelección de legisladores eliminada por Plutarco Elías Calles. Mucho ayudaría la reelección a tener mejores legisladores. Correo electrónico: sergiosarmiento@todito.com

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