Dice que es pesimista consigo misma y que a veces se deprime. Dice que es solitaria y que casi no tiene amigos. Pero a la hora de planear su futuro político, Dolores Padierna se ve triunfante.
Será porque hace casi tres años consiguió lo que parecía imposible: ganar el gobierno de la Delegación Cuauhtémoc, la más importante del Distrito Federal, en las primeras elecciones que se hicieron para elegir ese puesto. Y nada menos que enarbolando la bandera de la izquierda, con el Partido de la Revolución Democrática.
Será porque ahora es la cabeza de un territorio donde se encuentra el 40 por ciento de la infraestructura cultural, el 36 por ciento de la productiva y casi todas las sedes gubernamentales y administrativas del país, incluido el palacio de gobierno... será por eso que Dolores Padierna se ve triunfante.
Ahora, muchas calles de la ciudad de México la muestran en fotografías en las que ella aparece sonriente, anunciándola como diputada por el PRD para las próximas elecciones. Está en la lista plurinominal, así es que seguramente entrará a la próxima legislatura.
Aunque muy seguido, un escándalo político amenace su carrera, ella parece tener un temple inigualable para afrontar los cuestionamientos que cualquier pueda hacerle.
Y parada en el balcón de su oficina, sobre la explanada de su sede de gobierno, tan cerca del Monumento a la Revolución, Dolores se enfrenta a la vista de la ciudad que la parió al poder. Entonces parece una Eva Perón físicamente aún más diminuta que la Eva original.
Habla. Con elocuencia y amabilidad, Dolores, habla.
“Cuando llegamos aquí, en octubre del 2000, encontramos el producto de muchos años de abandono. La gente estaba enojada, molesta por tantos años en los que no se le atendían las demandas. Esta es la delegación central. Y requiere una dinámica distinta en presupuesto, seguridad y calidad de los servicios públicos. Vea, hay una especie de lista que resume nuestros problemas, que son: los cambios de usos de suelo, el establecimiento de los giros negros, el comercio en vía pública en forma desbordada, la falta de calidad en los servicios públicos y la falta de habitación en la zona sísmica“, dice.
n Es extraño que en toda esta enumeración no haya nombrado a la corrupción de los trabajadores
de la delegación.
Eso no es propio de esta delegación, sino de toda la ciudad y todo el país. Hemos detectado 14 mafias distintas beneficiándose de la administración. ¡Catorce! Los gobiernos estaban subordinados, sometidos o aliados a estos grupos. Los hemos desarticulado con éxito.
n Un puesto como éste la obliga a descuidar su
vida personal, supongo.
Mire, los que estamos en la política hace muchos años -yo llevo más de 20-, lo hacemos porque tenemos ideales, tenemos metas que alcanzar. Mi papel en la historia es trabajar para el cambio democrático. No queda mucho espacio para la vida privada. Me pesa. A veces entro en crisis por eso.
n Está claro que sus aspiraciones son políticas,
pero, ¿a qué aspira?
A cumplir bien el papel que la historia me asigna. Hablo de construir una estructura democrática mejor y acabar con la corrupción. Soy un cuadro político necesario en mi partido. Pero no me creo indispensable.
n Un partido que, por cierto, necesita reestructurarse.
Sí. Es un partido que nunca acabó de nacer. Es muy endeble. Es el único partido de izquierda en este país. El PRD requiere líderes, hay muy pocos. Y los que hay están muy ocupados. Yo haría una selección. El partido fue creado en medio de una vorágine. Y entró el que quiso.
n Señora Padierna, ¿por qué está usted siempre envuelta en escándalos?
Porque me enfrento a intereses poderosos. Siempre me he enfrentado a los ricos, a los intocables. Ellos tienen mucho poder y se defienden. Cuando llegué a esta delegación me enfrenté a las peores mafias.
n Muchos hablan del alto grado de corrupción de esta administración.
Sobre todo en la concesión de permisos. Usted misma dijo haberse encontrado con un ejército de
inspectores corruptos. ¿Por qué creería la gente que eso ha cambiado?
Está cambiando, más bien. Pero no está erradicado el problema. Y había varias cadenas de corrupción aquí. Cada licencia, aun siendo gratuita, costaba muchísimo dinero. Pero ahora resulta que muchos permisos y licencias otorgados por las administraciones anteriores, son documentos falsos. Si se hacían por los canales que marca la ley costaban determinada cantidad de dinero. Si lo hacían por medios corruptos, costaban mucho más.
n Es que los trámites
“legales” eran imposibles, señora Padierna. A nadie le gusta gastar más
dinero del que debe.
Lo sé. La gente ha dado muuucho dinero a cambio de sus permisos, de sus licencias. Tenemos 31 mil establecimientos irregulares. Estamos haciendo, créame, mucho esfuerzo por que esto se acabe.
n Pasó un tiempo ya de aquel día en que usted salió en la televisión diciéndole a un comerciante callejero “¡que llore, que llore!”. Me pregunto si ha vuelto a pensar
en eso alguna vez.
Lo ubico como una falta de manejo de medios de mi parte. Pese a que siempre estuve rodeada de cámaras, nunca estudié nada sobre cómo comportarme en televisión.
n Ese día, en la televisión, millones de personas vimos a una mujer que con una sonrisa en la boca, pedía
a otra persona que llorara. Y esa, señora Padierna,
es una mujer despiadada.
Pues, sí, eso es lo que se vio. Por eso le digo que es una falta de manejo de medios. Pero si se hubiera tratado de un ciudadano común, a lo mejor sería despiadada...
n Era un ciudadano común.
No, no era un ciudadano común. Era un provocador. E iba a ese lugar con el show de ponerse a llorar ya preparado, para cuando levantáramos los puestos de venta callejera. Yo sé quién es él. Y no me importa.
n Pero fue peor, cuando al día siguiente, usted salió otra vez en la televisión asegurando que no había dicho lo que había dicho.
Dije que esa no era mi intención.
n ¿Qué siente cuando
después de hacer una cosa así llega a su casa a ver a sus hijas pequeñas?
Yo... (se avergüenza)... no puedo dormir.
n ¿Y se arrepiente?
Me arrepiento de no haber hechos diagnósticos más profundos antes de llegar a este cargo. Llegué aquí con el peso de una demanda social inmensa. No trazamos una buena estrategia menos conflictiva para hacer las cosas y eso me ha traído un sinnúmero de problemas.
n Recién hablaba de la gente que puso demasiado dinero para conseguir sus permisos. ¿cuánto cuesta un permiso de venta de alcohol?
Son cuotas bajas. Creo que cuesta como mil, o 1,200 pesos al año.
n ¿Usted sabe cuánto le cuesta a cualquier dueño de restaurante conseguir un permiso como ésos? ¡200 mil pesos!
O mucho más, yo lo sé.
n Eso quiere decir que la estructura de corrupción sigue en pie. No digo que usted se guarde ese dinero. Pero esa estructura, señora Padierna, depende de usted.
Aquí la combatimos todo el día. Pero, para eso, yo necesito que cuando alguien les pide semejante cosa por un permiso, me hablen. Lo denuncien. Pero no he recibido ninguna llamada. Siempre son rumores, son chismes.
n No son chismes,
sino realidades.
Nunca nadie me trae nada concreto. Yo sé que la gente está enojada.
n También la gente está enojada por la cantidad de vendedores ambulantes que hay en las calles. Claro que deshacerse de todos ellos sería un costo político para usted.
Si yo pudiera deshacerme de todos, no me importaría pagar ese costo.
n Vamos, ¿De verdad
no le importaría?
De verdad. Yo pagaría ese costo. Pero, ¿de veras alguien cree que una delegada puede resolver el problema del ambulantaje? Esto está ligado a cuestiones económicas, al desempleo, a los bajos salarios. Ni siquiera mando a la policía. A mí, como autoridad administrativa, nada más me toca otorgar o retirar permisos de la vía pública. Los ambulantes del centro histórico, por ejemplo, son todos ilegales. No tienen permiso de esta delegación, mas que en épocas de fiesta.
n El 19 de octubre del 2000 usted dijo que el diciembre de ese año sería la última vez que hubiera una cantidad excesiva de vendedores en la zona. Y está claro que no cumplió.
Sí que lo cumplí. Los retiré y cumplí. Pasa que el resto de las autoridades no se encargaron de que no volvieran. Pero, además, un problema social no se resuelve con la policía, sino con políticas sociales. Eso le toca al Presidente. Y, por cierto, aunque el Presidente trate de darle empleo a todo el mundo, no podrá fácilmente deshacer las mafias que rentan las banquetas.
n Si todo es tan imposible, ¿por qué una persona quiere tener un puesto
como el suyo?
Antes, cuando yo estaba en la oposición, siempre decía: por qué no hacen esto, por qué no hacen lo otro. Ahora me toca hacerlo a mí.
n Y ahora la gente dice
eso de usted.
Mire, no sé en quién esté pensando usted.
n ¡En muuucha gente!
Yo hago una visita a 43 colonias cada mes. Y me reciben muy bien. Y las encuestas dicen que vamos bien.
n Pasemos a otro escándalo.
¿Y ahora a cuál?
n Al de la llamada telefónica en la que usted aceptaba un “regalo”, de parte de un empresario con negocios en su delegación. Dígame, ¿qué porcentaje de popularidad tiene usted en
situaciones como ésa?
Mire, cuando hay una campaña dolosa, pagada, de millones de pesos, como ésa... Ya le digo, yo me enfrento a los poderes. Esos meses fueron de una caída fundamental en mi imagen pública. Pero ya estamos mejor.
n Tiene usted una hermana, señora Padierna...
Tengo tres hermanas. Conmigo somos cuatro.
n Rogelio Palma, representante de los vendedores del Centro Histórico, dijo que usted quería desarticular el sistema de líderes que ellos tienen para poner a su hermana en ese lugar.
Primero, no tengo hermanas a las que les interese ser líder de los vendedores ambulantes. Afortunadamente tuvimos educación y tenemos escenarios distintos de trabajo. Y creo que no hay nada más despreciable que ser líder de los vendedores ambulantes...
n ¿Está queriendo decir que los líderes de los
vendedores ambulantes no tienen educación?
No, lo que digo es que no tienen escrúpulos. Digo que eso no es nada satisfactorio y que no tienen buena imagen. Nosotros fuimos a la contraloría a pedir que se investigue ese hecho.
n Toscano, el diputado panista, dijo que recibió en menos de una semana 30 denuncias de corrupción en la delegación Cuauhtémoc.
Pues, se quedó corto. Yo recibo muchas más al día.
n Vaya, parece orgullosa.
No, no es orgullo. Es una realidad. Combato todos los días un sistema de corrupción que lleva muchos años.
n Un sistema de corrupción que, por cierto, hizo que murieran 22 personas
en el bailable L´hobombo.
Ese fue el primer golpe que recibí.
n Ese sitio debía haber
sido clausurado.
Estaba clausurado, pero con un amparo que le permitía abrir.
n Estaba funcionando. Había gente, había música.
Con un amparo.
n Pero, ¿por qué hace
hincapié en ese vericueto legal que de nada sirvió cuando murieron
22 personas?
No, no. No estoy diciendo eso. Pero, por ejemplo ahora, hay 236 giros negros cerrados. Pero siete de ellos tienen un amparo y están funcionando. Si yo impido que trabajen, estoy desobedeciendo a una orden judicial. Ante eso yo no puedo hacer nada.
n ¿Cómo cree que será
recordada por la gente cuando salga de esta
gestión?
Como una gobernante que pudo satisfacer las demandas que nadie había resuelto.
n Es usted muy optimista.
Estoy segura. Lo sé. Creo que vamos a volver a ganar la delegación en las siguientes elecciones.
n ¿Está segura? Mire
que puedo volver
a recordarle lo que dijo.
Lo invito, pues.
elperiodistaese@hotmail.com
www.geocities.com/bauduccogabriel