WASHINGTON, (AP).- Los picaflores y las flores de las que se alimentan los pájaros han cambiado juntos en una danza evolutiva. Pero la música varía de un lugar a otro.
El pico púrpura de los picaflores caribeños ha desarrollado diferentes longitudes y curvaturas para machos y hembras con el fin de aprovechar mejor la forma de las flores que les proveen de su néctar.
Las flores del género Heliconia, a su vez, han desarrollado formas adaptadas a los picos de los pájaros, pero las adaptaciones de los pájaros y flores de la caribeña isla de Santa Lucía difieren de aquellas que tienen lugar entre los mismos pájaros y plantas situados unos 160 kilómetros al norte de Dominica, dijeron investigadores en la edición del viernes de la revista Science.
"Realmente no podemos decir qué fue primero", dijo Ethan J. Temeles de Amherst College. "Con el tiempo, tanto los picos de los pájaros como la estructura de las flores se han adaptado unos a los otros", explicó.
El científico manifestó que al estudiar colecciones de los museos, encontró que la longitud de los picos de los pájaros y la forma de las flores varían según la fecha y la ubicación.
Pero el coautor de la investigación, W. John Kress, piensa que las plantas colonizaron las islas Antillas Menores desde el sur cuando la cadena de islas se formó miles de años atrás y las diferencias entre pájaros machos y hembras condujo a las diferencias entre las flores.
Entre el tipo de picaflores estudiados por Temeles y Kress, los machos son más grandes que las hembras, pero los picos de las hembras son de mayor longitud y más curvos.
Los científicos dijeron además que hay evidencias de una evolución recíproca entre los picaflores y el género Heliconia, que incluyen el banano y el jengibre.
"Los picaflores y las Heliconias se involucran en una danza coevolutiva: la forma de las flores evoluciona en respuesta a los picos de los picaflores y las formas de los picos se desarrollan en respuesta a la forma de las flores", dijeron en un comentario a la investigación Douglas L. Altschuler, del Instituto de Tecnología de California y Christopher James Clark, de la Universidad de California en Berkeley.