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Brasilia, Brasil.- El amplio respaldo que obtuvo Luiz Inácio Lula da Silva en los comicios de octubre pasado, con casi 53 millones de votos, le permitirá establecer desde el gobierno un pacto social para cumplir con sus promesas de campaña, estimaron analistas.
Especialistas consultados consideraron que la administración de Lula, que iniciará hoy primero de enero, contará con un fuerte apoyo político impulsado por el sustento popular, lo que le facilitará la implantación de sus programas de gobierno.
El analista de la Consultora Técnica, Antonio Carlos Colangelo, consideró que el gobierno del líder histórico de la izquierda brasileña “no tendrá muchos problemas para cumplir sus promesas porque el apoyo popular que tiene es muy grande”.
El economista, quien brinda asesoría a bancos e inversionistas en Sao Paulo, consideró incluso: “tengo la impresión de que hasta deberá encontrar gran facilidad para implementar sus primeras políticas”.
Lula ganó la Presidencia de Brasil, en su cuarto intento consecutivo por llegar al poder al frente del Partido de los Trabajadores, en la segunda vuelta del pasado 20 de octubre, con un histórico 61.27 por ciento de los votos.
El próximo mandatario brasileño, un obrero metalúrgico de 57 años, señaló tras ganar las elecciones de octubre que su gobierno combatirá el hambre y prometió además un crecimiento económico anual de cinco por ciento, frente al dos por ciento previsto para este año.
Para confirmar sus metas, Lula anunció la creación de una Secretaría de Emergencia Social en el primer mes de su administración, así como la implantación de un pacto social con todos los sectores del pueblo brasileño.
Brasil tiene en la actualidad más de 174 millones de habitantes, de los cuales al menos 54 millones están sumidos en la pobreza, para convertirse en el mayor problema social que enfrentará el gobierno del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).
“La idea del pacto social es extremadamente viable porque existe un apoyo popular, y a esta hora, los políticos tienden a sentarse a platicar y tomar decisiones dentro de lo que es mejor para la nación.
Así que creo que Lula conseguirá este apoyo”, señaló Colangelo.
El académico de la Universidad de Brasilia, Carlos Pio, aseguró por su parte en entrevista que el mayor desafío del gobierno de Lula será “eliminar la pobreza, preferencialmente por medio de la disminución de los niveles de desigualdad social”.
El politólogo consideró que este reto “exigirá de Lula mucha disposición y fuerza política para reestructurar el presupuesto social que ahora llega a 50 mil millones de dólares por año, que equivale a prácticamente el 25 por ciento de la producción”.
Estadísticas oficiales del Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA), con base en encuestas nacionales de hogares, precisaron que en 2000 el 31.9 por ciento de los brasileños vivía bajo la línea de pobreza.
La entidad oficial, dependiente del Ministerio de Planeación, indicó que el nivel de pobres se ha mantenido por encima del 30 por ciento desde 1995, cuando alcanzó al 33.9 por ciento de la población, y pasar al 33.5 (1996), 33.9 (1997), 32.7 (1998) y 34.0 (1999).
El analista e investigador del Instituto Brasileño de Estudios Políticos (IBEP), Walder de Góes, consideró por su parte que para mantener el apoyo del pueblo Lula deberá trabajar como si estuviera “en campaña permanente”, intentando dialogar con todos los sectores.
“El quiere mantener al pueblo activamente a su favor. Esta es la marca que Lula y el Partido de los Trabajadores quieren alcanzar”, señaló el politólogo.
Lula deberá además impulsar un amplio diálogo con todos los partidos de oposición para la aprobación en el Congreso de sus planes de gobierno, pues el PT tendrá las bancadas más grandes pero sin la mayoría necesaria para actuar por su cuenta.
El PT y sus partidos aliados tendrán 214 curules en la Cámara Baja, de un total de 513 escaños, mientras los opositores Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) contarán con 145 legisladores.
Los derechistas partidos del F) y Progresista Brasileño (PPB) tendrán 133 diputados y el resto de las curules quedaron divididas en partidos menores de diversas orientaciones.
En el Senado, el PT será la tercera fuerza con 14 senadores, en tanto que el bloque PSDB-PMDB contará con 30 y el derechista PFL manejará 19 curules de un total de 81 bancas.