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Paquete fiscal/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Yo soy un hombre de gustos sencillos: siempre me conformo con lo mejor”.

Oscar Wilde

El Presidente de la República someterá hoy o en los próximos días a la Cámara de Diputados el nuevo paquete económico para el año 2004, el cual contendrá una serie de propuestas de cambios de fondo para simplificar radicalmente nuestro complejo e ineficiente sistema fiscal.

La información que tengo sobre este paquete es diferente a la que dieron a conocer ayer La Jornada y El Economista y que fue retomada por otros medios de comunicación. De hecho, las propuestas del presidente Fox al parecer estarán en línea con las que he venido proponiendo durante años en esta columna. Según los datos que tengo se propondrá a los legisladores un IVA de 10 por ciento pero aplicado a todos los productos y servicios. Se buscará también una disminución del Impuesto Sobre la Renta del 34 por ciento actual a 30 por ciento para las empresas y 25 por ciento para las personas físicas. La clave de esta reforma, el factor que permitirá bajar tasas, será la eliminación de exenciones, excepciones, tasas cero, deducciones y tratos especiales y preferenciales.

La parte de este paquete que provocará más controversia es la que tiene que ver con el IVA. Hay una gran resistencia del viejo sistema político a eliminar la tasa cero a alimentos y medicinas. Pero en realidad la parte más importante del paquete es la que tiene que ver con el Impuesto Sobre la Renta. Este impuesto es el que ha hecho que México pierda competitividad frente a otros países y en particular ante China.

Las empresas mexicanas pagan actualmente un Impuesto Sobre la Renta del 34 por ciento, al cual hay que añadirle el 8 por ciento de reparto de utilidades más un impuesto local de nómina que suele ser del 2 por ciento. En China las compañías nacionales pagan un 33 por ciento nominal, el cual, sin embargo, es compensado con subsidios y créditos blandos. A las empresas extranjeras en China, que son nuestra real competencia porque son las que exportan, se les cobran impuestos de entre 15 y 24 por ciento, pero además a las nuevas inversiones se les otorgan exenciones por cinco años renovables. China está tratando ahora de unificar su Impuesto Sobre la Renta en una sola tasa de 25 por ciento. Ése sería nuestro punto de referencia. No podemos colocarnos muy por arriba de este nivel si queremos ser competitivos.

Otros países del mundo han encontrado el éxito económico al bajar el Impuesto Sobre la Renta y eliminar exenciones, deducciones y tratos preferenciales. Irlanda bajó su impuesto de 40 a 12.5 por ciento y cuadruplicó su recaudación al tiempo que hizo que su economía se convirtiera en la de más rápido crecimiento de Europa. Rusia acaba de establecer una tasa única del 13 por ciento, la cual es en buena medida responsable del crecimiento que ha tenido ese país después de su colapso de fines de los años noventa.

Hacienda aplicaría un deducible único de cinco salarios mínimos al Impuesto Sobre la Renta de las personas físicas. Esto dejaría exentos los ingresos de las personas que ganaran hasta casi seis mil pesos al mes. A partir de este nivel entraría un sistema de una o dos tasas, con un tope de 25 por ciento.

La homologación del IVA no es tan crucial como el ISR pero no por eso deja tener relevancia. Nuestro actual sistema, con tasas de 15 por ciento para unos productos y servicios, 10 por ciento en las fronteras, exenciones para unos y tasas cero para otros, es una pesadilla burocrática que resulta en la pérdida de decenas de miles de millones de pesos al año en recaudación. Es falso que la tasa cero de IVA en alimentos y medicinas favorezca a los más pobres; constituye, por el contrario, un masivo subsidio a las clases medias y altas. Los más pobres de nuestro país viven en una economía de autoconsumo en que no se pagan impuestos. La mejor forma de combatir la pobreza es con programas gubernamentales de apoyo directo a los más pobres y no dándole un subsidio masivo a los alimentos o a las medicinas de los ricos.

Habrá qué ver los elementos concretos del paquete cuando se presente. Pero si el objetivo es realmente simplificar nuestro laberíntico sistema fiscal y si los legisladores lo aprueban, estaremos dando un gigantesco paso en la lucha por construir una mayor prosperidad para los mexicanos.

La Corte

Han sido, a mi juicio, dos decisiones sólidas de la Suprema Corte: por una parte, atraer el recurso de queja del gobierno del Distrito Federal sobre el avalúo de la indemnización por la expropiación del llamado paraje de San Juan; por la otra, reconocer que la Auditoría Superior de la Federación, un organismo del Poder Legislativo, no puede darle órdenes al IPAB, una institución del Ejecutivo.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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