Es paradójica, y muy irresponsable, la situación que vive el PRD en la ciudad de México. Crece su aceptación entre la ciudadanía y, al mismo tiempo, se incrementan las disensiones entre sus miembros al grado de que, en situación extrema y remota, pero posible, los simpatizantes perredistas no tendrían por quién votar.
El grupo editorial Reforma levantó el 22 y el 23 de marzo pasados una encuesta sobre preferencias ante la elección de jefes delegacionales, y publicó del domingo a ayer miércoles sus resultados. La investigación corrobora dos datos generales ya conocidos pero ahora comprobados: los tres partidos mayores prácticamente desplazan, al menos en la intención de voto, al resto de las formaciones: todos los demás reunidos no alcanzan el diez por ciento de la probabilidad de sufragio. Y, salvo en dos delegaciones, Milpa Alta y Tláhuac, el PRI es la tercera fuerza en todo el Distrito Federal, a menudo distante de las dos primeras.
Esas fuerzas, el PRD y el PAN acapararán, como ocurre hoy, el gobierno de las 16 delegaciones, con ventaja para el perredismo, pues quizá ganaría no sólo en todas las demarcaciones que obtuvo en el 2000, sino que arrebataría a Acción Nacional Venustiano Carranza, Alvaro Obregón y probablemente Cuajimalpa.
He aquí los resultados de esa encuesta. Los porcentajes corresponden a los votantes probables (es decir, los que anunciaron que sí votarían), que respondieron a la pregunta típica: Si hoy hubiera elecciones para jefe delegacional, ¿por cuál partido votaría?. En Azcapotzalco, regido por el PAN, ese partido obtendría 42 por ciento, contra 36 del PRD y 16 del PRI. En Benito Juárez, Acción Nacional retendría el gobierno con 44 por ciento contra 39 por ciento del PRD y 10 del PRI. En Coyoacán ganaría de nuevo el PRD, esta vez con 48 por ciento contra 33 del PAN y 14 del PRI; en Miguel Hidalgo repetiría el PAN, con 46 por ciento, frente a 30 y 16 del PRD y el PRI.
En Cuauhtémoc el gobierno seguirá siendo perredista, con 52 por ciento de las preferencias, ante 26 para el PAN y 16 para el PRI. Lo mismo en Gustavo A. Madero, con 46 por ciento para el PRD, 30 para el PAN y 18 para el PRI. Se repetirá la situación en Iztapalapa, con 56 por ciento para el PRD, 23 para el PAN y 13 para el PRI. Como dijimos, en Milpa Alta el PRI es segunda fuerza, con 29 por ciento de las preferencias y el PAN queda en tercer lugar, con 13 por ciento mientras que el PRD seguirá en el gobierno con 52 por ciento de las intenciones de voto.
En Iztacalco, donde gobierna el PRD (con una jefa que pertenecía al Partido del Centro Democrático) el resultado lo favorecería, con 55 por ciento contra 26 del PAN y 13 del PRI. En Magdalena Contreras continuará al mando el perredismo, con 51 por ciento contra 25 y 16 por ciento. En Tlahuac repetirá el PRD, con 54 por ciento de los votos contra 22 del PRI y 18 de Acción Nacional. En Xochimilco el gobierno seguirá siendo perredista, con 51 por ciento, frente a 23 para el PAN y 18 para el PRI.
En Álvaro Obregón el PRD podria ganar el gobierno, ahora panista, con 44 por ciento contra 37 del PAN y 13 del PRI. Lo mismo ocurriría en Venustiano Carranza, donde la jefa delegacional panista pasó al PRD, lo que probablemente influye en los números: 46 por ciento suma la intención de voto perredista, contra 24 del PAN y 23 del PRI. En Tlalpan ganaría de nuevo el PRD con 48 por ciento contra 34 del PAN. Sólo en Cuajimalpa parece haber aún una indefinición, pues los resultados de la encuesta muestran un empate técnico entre el PRD, con 38 por ciento; y el PAN, que actualmente gobierna, con 36 por ciento; el PRI tiene tres por ciento.
Con esas cifras, y el asentimiento creciente del jefe de gobierno Andrés Manuel López Obrador (que tendrá como invitados de honor al inaugurar las gigantescas obras viales que concluirán en junio próximo, a los obreros que las construyeron y al presidente Fox), se diría que el PRD cabalga en caballo de hacienda rumbo a las elecciones de julio. Pero para tener el panorama completo hay que mirar al interior de ese partido y allí la vista no es halagüeña para los propios perredistas. En este momento mismo, el PRD carece de los candidatos que conviertan en votos las preferencias tan abundosamente expresadas por los ciudadanos. El procedimiento en que resultaron elegidos los abanderados perredistas fue anulado por el Instituto electoral del Distrito Federal.
El Servicio electoral del PRD capitalino determinó que es imposible técnica y jurídicamente reponer el procedimiento, como ordenó la autoridad electoral. Ante esa circunstancia, se pondrá en práctica el dispositivo, generalmente adoptado por los partidos, que reserva a la dirección nacional del partido la designación, a dedo, de los candidatos, a fin de evitar que deje de haberlos. Se sabe ya que al ponerse en práctica esa disposición serán ratificados los candidatos ganadores del procedimiento impugnado y anulado. Militantes insistentes pretendieron anteayer registrar sus precandidaturas para un procedimiento que no se repondrá, decisión esta última que será recurrida por ellos mismos.
No es cercana esa posibilidad, pero podría ocurrir que el IEDF resolviera negar los nuevos registros que proponga el PRD por considerar incumplida la resolución que anuló el procedimiento inicial. Y si bien quedaría en esa remota circunstancia al partido aurinegro el recurso de acudir a la justicia electoral, si los fallos le fueran adversos dilapidaría su cuantioso caudal electoral.