Raúl Fernández y Sandra Bárcenas son primeros bailarines de la Compañía Nacional
TORREÓN, COAH.- El lago es el escenario y cómplice de una historia. Es el sitio desde el cual cazadores y cisnes contemplan una embarcación que surca las aguas llevando consigo a una mujer y a un hombre enamorados.
La magia y fantasía de El Lago de los Cisnes se hizo realidad en la historia de Raúl Fernández y Sandra Bárcenas, primeros bailarines de la Compañía Nacional de Danza, quienes conjugan su vida matrimonial con el terreno profesional desde hace siete años.
Aunque no es lagunero de nacimiento, Raúl Fernández pasó los años de la infancia y la adolescencia en Torreón, por lo que parte de sus raíces están arraigadas a esta tierra. Por ello, durante el receso vacacional aprovechó para visitar a sus familiares, acompañado de su esposa y su pequeña hija, Julieta.
En entrevista exclusiva, esta pareja de bailarines habló acerca de sus logros, ambiciones y su percepción acerca del emblemático mundo de la danza, una de las bellas artes que atrae por la estética de los movimientos y el ensueño de sus historias.
-¿Cómo es que les nació el gusto por danza?
Raúl: A mí yo creo que porque soy jarocho.
Sandra: A mi papá le gustaba bailar, y tomé cursos de verano en los que fue impactante el contacto con la danza, y por eso nunca más la volví a dejar desde los seis años.
Raúl: Yo empecé aquí en Torreón con el fallecido Fernando Valdés, empecé por ver de qué se trataba, pero ya estando ahí me agarró con fuerza.
-¿Qué es lo que se puede expresar a través de este arte?
Sandra: Todo porque es como un conjunto. A mí, por ejemplo, me emociona mucho la música, cuando hay historias en el ballet, el expresarte con movimientos técnicos. La verdad me satisface mucho el bailar y el sentirme libre, sentir la adrenalina con algunos pasos.
Raúl: Puedes expresar cualquier cosa por medio del cuerpo, del gesto, del movimiento que haces, acompañado de la música y de una historia.
Sandra: Además pienso que es apasionante, siento que es como una droga: una vez que estás ahí no hay manera de librarte, quieres más, no la puedes dejar. Aún y cuando el cuerpo llega a un límite, tratas de impartir clases o das ensayos, siempre con el contacto y la relación con la danza.
-Pero, ¿cómo se logra transmitir sentimientos y emociones al público que asiste a un espectáculo?
Sandra: Yo ocupo un chorro la imaginación, porque en lo personal, no me gusta interpretar cosas que no tengan historia. Por ejemplo, un ballet neoclásico que te montan y ya, es sólo un movimiento. Yo prefiero referirme a algo, de hecho hasta les escarbo un poquito a los coreógrafos: qué te imaginaste o qué pensaste, o qué quieres decir. Porque se me hace muy vacío el solamente bailar. Puede no existir una historia pero con el gesto de las manos, la intención del cuerpo y de la cara se expresa mucho. Para esto es básica la concentración.
Raúl: Como que si preferimos interpretar cosas que tengan una historia, porque es más fácil y más interesante, pero pues muchas veces nos tocan bailar obras que no tienen una historia y hay que inventarse una, aunque sean cosas que no tengan coherencia les buscamos algo que expresar.
-A la hora de estar en un escenario, ¿qué es lo más importante? ¿La técnica o la interpretación?
Raúl: Es un conjunto. La técnica la practicamos todos los días en nuestro entrenamiento, en lo que sí nos tenemos que centrar siempre es en la interpretación de lo que estás contando, porque no puedes dar los mismos pasos en diferentes obras. Tienes que darle una interpretación entendible y creíble.
Sandra: De hecho hacemos un análisis de personajes cuando interpretamos alguna obra con historia, porque no se queda en interpretar a una niña y ya. Nos vamos un poquito más allá, estudiamos a un personaje y hacemos un análisis.
Raúl: Creo que el análisis es lo que hace la diferencia en cada obra, porque te da una mejor interpretación de, por ejemplo, Romeo y Julieta, pieza que la gente ya conoce.
-¿Qué fue lo que hicieron para llegar a ser primeros bailarines de la Compañía Nacional de Danza?
Sandra: En mi caso ocho años de carrera de ejecutante de danza por parte del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Llego a la Compañía para hacer mi servicio social y de ahí me contratan. Estoy desde 1988 hasta la fecha.
Raúl: Se supone que estudié la carrera, pero como yo empecé más grande estuve sólo dos años en la escuela, y después estuve en la compañía de Monterrey, que creo que ya sólo es un grupo, y en el 91 entré a la Compañía Nacional de Danza por una audición.
-¿Cómo les avisan que ya son primeros bailarines, y de qué manera cambia su situación dentro del grupo?
Raúl: Así nada más, ya son primeros bailarines. Y en el siguiente programa aparece tu nombre.
Sandra: Tu cheque sólo aumenta como 200 pesos, casi nada, y la responsabilidad es mucho mayor. Lo que sí aumenta es la presión, antes bailábamos tal vez lo mismo, pero no teníamos el título ni la presión.
Raúl: Los maestros de la Compañía te proponen para ser primer bailarín, ven tu desarrollo, tu interés, tu capacidad, y tu trayectoria, que es la que te avala. Es una decisión unánime o por lo menos de la mayoría.
-Llegaron al punto cumbre de la carrera para un bailarín mexicano, y ahora ¿qué sigue?
Sandra: Metas personales. Bueno, entras con la ilusión desde que estás chica de ser primera bailarina, y ya que lo cumples se vuelve el reto de hacerlo cada vez mejor, y de tener una mejor participación dentro de la compañía en todo el país. Llegas a un límite, y después de eso a mí me interesa promover la danza y dar clases, fomentar el interés a quienes les guste hacer danza, inculcarles el gusto por este arte.
Raúl: Me gustaría seguir dedicándome a lo que tenga que ver con danza, porque lo vengo haciendo desde hace muchos años, es algo de lo que tengo mejor conocimiento y quiero trabajar con gente profesional.
-¿Cómo es un día normal en la Compañía Nacional de Danza?
Raúl: Bueno, la clase es a las diez de la mañana, pero llegamos antes para estirar un poco. Hacemos clase de hora y media, que es de técnica para mantenernos, y de ahí diez minutos de receso. Después hacemos ensayos hasta las cuatro de la tarde, de la obra que se vaya a bailar.
-¿Cuál fue su última presentación, y cuándo reanudan temporada?
Raúl: Acabamos de estar en Zacatecas. Fuimos a Washington a finales de febrero, y terminando abril salimos a una gira nacional que empieza en Mexicali. Tenemos temporadas fijas en diciembre con El Cascanueces, y la de El Lago de los Cisnes que hace 15 días terminó. También la de Primavera y Otoño.
Sandra: Desgraciadamente, yo no bailo desde que inició mi embarazo.
Por ser mujer, Sandra se encuentra en una situación especial como bailarina. A mediados de junio nacerá su segundo bebé, una experiencia nada comparable a estar frente a un escenario.
-Para una bailarina, ¿es un problema estar embarazada?
Sandra: No es problema. Sí me detengo en cuanto a lo técnico o a la dificultad de mi cuerpo, porque estoy creciendo. Es un año el que dejo de bailar, pero lo aprovecho para observar a mis compañeros y conozco a la Compañía más a fondo. Me nutro para regresar con mayor fuerza.
Raúl: Creo que en su caso, por ser primera bailarina tiene ventajas.
Sandra: Por ejemplo, a la gente de cuerpo de baile que ha estado embarazada sí les ponen un límite de fecha, las presionan un poquito más, pero en mi caso en el embarazo anterior me dieron totalmente la libertad de cuando yo me sintiera bien, pero como ya tenía muchas ganas de bailar pues me apresuré.
-¿En cuánto tiempo regresas al escenario?
Sandra: Pues gracias a Dios, tengo un cuerpo que me ayuda y normalmente, porque es mi segundo bebé ya con la anterior tuve experiencia, en unos cuatro meses ya estoy de nuevo en el escenario. Entonces pues es bajar de peso, ponerme en forma y tener paciencia porque sí es un tiempo considerable.
Raúl: En el embarazo anterior como si no estuviera esperando bebé, porque no tuvo ningún síntoma. De tres meses de embarazo todavía bailó.
Sandra: me ponía mis puntas hasta los ocho meses.
¿Es una ventaja ser pareja en la vida profesional y en la vida matrimonial?
Sandra: Para mí es una ventaja (risas), porque aunque dicen por ahí “ay que aburrido se llevan a su casa lo del trabajo”, nosotros tratamos de que no. A veces es inevitable llevarte el problema o el comentario a tu casa, pero siento que los dos nos enriquecemos. Él me corrige, yo lo corrijo, sabe mis deficiencias y me ayuda.
Raúl: Sobre todo cuando nos toca bailar juntos, nos ponemos a practicar, a ver la historia, grabamos ensayos, hacemos el análisis de personajes, que no harías si bailaras con otra persona.
¿Cómo surgió el romance entre ustedes?
Sandra: Bailando en el Lago de los Cisnes, a mí me tocaba hacer el Cisne Blanco, y a él el príncipe Sigfrido.
Raúl: Llevamos siete años de casados.
Sandra: Es halagador que de repente hay gente que no sabe que estamos casados, y que dice “entre ustedes hay mucho entendimiento” o “se ve una buena química”. Lo que sí es cierto es que se logra una mejor interpretación.
Además de El Lago de los Cisnes, Raúl Fernández y Sandra Bárcenas han interpretado juntos Romeo y Julieta, El Cascanueces, El Quijote, y muchas otras obras. No siempre son pareja, pero más por cuestión de programación y del gusto del director o del coreógrafo, que por falta de entendimiento o falta de química. Incluso, ganaron un premio de parejas en un concurso nacional realizado en Guadalajara.
Su pequeña hija Julieta los acompaña casi a todas las giras. Se la pasa bailoteando por la casa, pues el contacto con la danza ha sido determinante para su formación. “Nos pide que le pongamos su video de El Cascanueces y su tutú, sus zapatillas”, asegura Sandra. Si la niña decide convertirse en bailarina profesional, tendrá unos buenos maestros en casa, aseguran.
Por último, la pregunta obligada:
¿Qué es la danza?
Sandra: Es un arte que lo expresas en movimiento y que logras tener una conexión dentro de tu ser interior y exterior, para expresar y que te lleguen a comprender las personas que te ven. Lo que soy, es lo mejor que me ha dado la danza.
Él: Me da muchas cosas: felicidad tranquilidad, y la oportunidad de hacer algo que me gusta. Es algo que ya traes dentro y te hace feliz. Las satisfacciones llegan en el momento de la obra, cuando ves al público y te aplaude.
SANDRA BÁRCENAS
Nació en la Ciudad de México, y es egresada de la Escuela Nacional de Danza Clásica.
-En 1988 ingresó a la Compañía, donde ha interpretado roles de solista en las obras El Cascanueces, El Lago de los Cisnes, Coppélia, Carmen, Romeo y Julieta y Giselle, entre otros.
-En 1990 colaboró con las compañías Comunale de Florencia, Italia; el Ballet Contemporáneo de Barcelona y el Ballet de Zaragoza, España.
-En 1993 y 1994 fue becada por el INBA para estudios de danza en Nueva York.
-En 1994 ganó el segundo lugar femenil y premio a la mejor pareja en el I Concurso Nacional de Ballet en Guadalajara, Jalisco.
-En 1995 fue finalista en el Concurso Internacional de Helsinki, Finlandia.
-En 1996 fue becaria ejecutante del FONCA. A partir de 1998 es nombrada primera bailarina de la Compañía Nacional de Danza
FUENTE: INBA.
RAÚL FERNÁNDEZ
Nació en Córdoba, Veracruz, aunque desde pequeño vivió en Torreón, hasta que se fue a probar suerte al Distrito Federal.
-En 1990 se graduó de la Escuela Nacional de Danza Clásica y ese mismo año trabajó para la Compañía de Ballet de Monterrey.
En 1991 ingresó a la Compañía Nacional de Danza, donde ha interpretado los roles principales en las obras Carmina Burana, El Cascanueces, El Lago de los Cisnes, Giselle, Dionaea, Romeo y Julieta, Hoy No Circula, Esquina Bajan, entre otros.
-En 1992 participó en el XV Concurso Internacional de Ballet de Varna, Bulgaria.
-En 1994 ganó el premio a la mejor pareja en el Concurso Nacional de Ballet en Guadalajara, Jalisco.
-En 1995-96 fue becario ejecutante del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca).
-En 1997 recibió del Centro Cultural Veracruzano un reconocimiento, como veracruzano distinguido por su trayectoria dentro de la danza.
-A partir de 1998 es nombrado primer bailarín de la Compañía Nacional de Danza.
FUENTE: INBA