San Francisco (EU), (EFE).- Las parejas con niñas sufren más divorcios en Estados Unidos que las que tienen sólo varones, y la cosa empeora a medida que aumenta el número de retoños, según un estudio.
Los economistas Enrico Moretti y Gordon Dahl fueron los primeros sorprendidos por esta conclusión, a la que llegaron tras un exhaustivo análisis de los datos del censo estadounidense de los últimos 60 años.
Dicho de otra manera: en Estados Unidos, los padres de una niña tienen el 6 por ciento más de posibilidades de divorciarse que los de un niño.
El número de hijos multiplica el efecto negativo del cromosoma XX, y así, los padres de tres niñas tienen el 10 por ciento más posibilidades de separarse que los de tres niños. En el caso de familias con cuatro vástagos, este porcentaje alcanza el 13 por ciento.
Moretti y Dahl (profesores de la Universidad de California y Rochester, respectivamente) comenzaron esta investigación cuando trataban de encontrar respuestas a la persistente brecha entre hombres y mujeres en el mercado laboral.
Los economistas se plantearon si la explicación a este problema podría encontrarse más allá del lugar de trabajo y remontarse a la infancia y, más concretamente, a la manera en que las familias tratan a hijos e hijas.
Por eso, ambos contemplaron la posibilidad de que, tal y como ocurre en países como China o la India, también en EU los padres de niñas se divorcien más a menudo.
Además de dar respuesta a esta pregunta con su estudio -y determinar que, efectivamente, el sexo de los hijos afecta al futuro de los matrimonios- Moretti y Dahl llegaron a la conclusión de que, en familias con varios hijos, las parejas que tienen sólo niñas tratan con mayor frecuencia de ir de nuevo a por el niño.
En el caso de las madres divorciadas, éstas vuelven a casarse en mayor medida si sus hijos pertenecen al sexo masculino, como si la figura del padre fuese crucial en este caso.
Como reconocen los propios autores, el estudio pone estos datos sobre el tapete pero sin interpretarlos apenas, dejando un amplio espacio a la especulación.
Cabe preguntarse, por ejemplo, si este comportamiento se debe a que los hombres prefieren la compañía de los hijos varones, o si las parejas tienen miedo de que los chicos se las apañen peor que las chicas en el caso de una separación.
Tampoco está claro por qué se esfuerzan más las madres divorciadas en encontrar una nueva pareja cuando tienen hijos varones.
Sean cuales sean los motivos, los efectos son perniciosos, ya que los hijos de padres separados corren mayor riesgo de no terminar los estudios de secundaria o quedarse en el paro después, de acuerdo con otros estudios no relacionados con este.
La investigación coincide con otras anteriores que ya dejaban entrever un cierto favoritismo de los padres (varones) hacia los hijos de su mismo sexo.
Un estudio de la Universidad de Washington en Seattle, por ejemplo, indica que las familias invierten como media 600 dólares más al año en gastos relacionados con la mejora del hogar cuando tienen niños, y que los padres no dudan en extender sus jornadas laborales para prestar más atención a las necesidades de la familia.
"La investigación sugiere que los padres prefieren niños. Estos hallazgos podrían presentar enormes problemas éticos y sociales", señala Moretti.
Moretti se refiere, concretamente, a la tecnología -ya existente- que permite elegir el sexo del bebé.
A medida que el precio de esta técnica se abarate, lo cual sucederá inevitablemente con el tiempo, según creen los expertos, más y más parejas podrían dar rienda suelta a sus preferencias y elegir el cromosoma XY.