El destino del parque Las Etnias resulta incierto, en la medida en que ha subsistido en forma precaria a pesar del escaso apoyo que recibe del Municipio, no obstante que es un bien público que ofrece esparcimiento y contribuye al equilibrio ambiental. De acuerdo a los antecedentes, el parque referido fue creado con fondos estatales en un terreno municipal en el año de mil novecientos noventa y nueve, con la participación de un patronato de ciudadanos.
La coahabitación política de dos partidos distintos que se daba en los niveles Estatal y Municipal de gobierno en aquel entonces, generó una situación jurídica y operativa ambigua que continuó irresuelta a la llegada de Salomón Juan Marcos, cuya administración no se hizo cargo del Parque. Lo anterior generó un círculo vicioso en virtud del cuál, el espacio ecológico se encuentra en manos del Patronato y sustraído tanto al control como al apoyo del Ayuntamiento.
Es pertinente regularizar la situación precedente, porque involucra un bien del patrimonio de la ciudad que es elemento importante de infraestructura en el rubro de áreas verdes. Dada la escasez de espacios ecológicos y recreativos la utilidad del Parque está fuera de duda, por lo que el apoyo de las autoridades constituye un deber ineludible para evitar su deterioro y por el contrario, optimizar su aprovechamiento.
La administración de Guillermo Anaya debe asumir el control responsable de Las Etnias, sin perjuicio de la participación ciudadana que hasta el momento ha contribuido al sostenimiento del Parque. Lo anterior implica el establecimiento de nuevas reglas por parte del Ayuntamiento para operar el Parque y regular la relación entre Autoridad y Patronato, a fin de obtener el aprovechamiento óptimo que resulta deseable.