El papel de los judíos y conversos en el descubrimiento de América fue verdaderamente notable. En su libro “Los Judíos y la Vida Económica”, dice Warner Sombart: “Si los judíos hubieran sido expulsados de España una generación antes de 1492, Colón no hubiera podido descubrir América, porque fueron los judíos españoles los que financiaron la expedición, y si hubieran expulsado un siglo después, la riqueza de fugitivos no hubiera fomentado el capitalismo holandés, el inglés y el alemán, sino el español”.
Ayudaron a Colón además de muchos conversos, el judío no convertido, Abraham Zacuto, profesor de Astronomía en Salamanca quien le proporcionó los mapas. Colón usó el compás náutico de los judíos españoles y portugueses. Entre los tripulantes se hallaban los conversos Luis de Torres, intérprete, Alonso de la Calle, Rodrigo Sánchez de Segovia, y el cirujano Marco.
En el segundo viaje llevaba a Juan de Campo, Antonio de Castro, Efraim Bienvenido de Calahorra, Álvaro de Ledesma, Íñigo de Rivas y García Herrera, todos conversos. El converso de Triana fue el primero en descubrir el tabaco y en usarlo.
Luis de Torres que se había bautizado poco antes de emprender el viaje, fue el primer terrateniente en Cuba. El gobierno le había concedido una pensión anual de 8645 maravedíes y en Cuba murió y fue enterrado.
Don Luis de Santangel, el financiador principal de la expedición, había sido penitenciado por la Inquisición de Zaragoza por supuesta complicidad a raíz del asesinato por los “marranos” del inquisidor Pedro Arbués. Era hijo del rabino Azarías Ginillo y hombre muy prominente de la corte. Junto con otros conversos aragoneses, Gabriel Sánchez y Alfonso de la Caballería hicieron posible la empresa de Colón. Rodríguez Sánchez, pariente del alto tesorero Sánchez, acompañó a Colón a bordo como superintendente, a petición personal de la Reina. Además del cirujano Marco le acompañaba Mestre Bernal, médico que fue reconcilidado por la inquisición en 1940 por “hereje judaizante”.
Según historiadores serios como Salvador de Madariaga los padres de Colón procedían de Cataluña (de apellido Colom) y muy probablemente eran fugitivos “marranos” de los muchos que se trasladaban a Italia antes de 1492.
Sabemos que en Génova, Venecia y otras importantes ciudades italianas se establecieron numerosas familias “marranas” por temor a la persecución inquisitorial, que a menudo era injustificada, pero como los bienes de los herejes eran confiscados y repartidos entre la Iglesia y la Corona, la tentación era muy grande... En Italia se podían disfrazar más fácilmente. Pero lo cierto es, y no menos coincidencia que los patrocinadores y colaboradores principales de Colón sefardíes e hijos de sefardíes.
Seguramente debía haber contacto entre los conversos de Italia y los de España. Colón siempre escribió en español, igual que los sefardíes que se establecían en Italia, Holanda e Inglaterra, y era el mismo “ladino” que usaban los fugitivos conversos en todas partes. Me parece también significativo que en algunas pinturas de la época, Colón aparezca con la mano en el pecho, a la usanza religiosa judía , esto es, el gesto que forman los dedos con el índice y meñique separados de los dedos medio y anular unidos.
Este gesto tiene un sentido litúrgico ritual. Lo mismo he notado en “el caballero de la mano en el pecho” del Greco. Muchos conversos llegaron al Nuevo Mundo en expediciones posteriores al descubrimiento. Con Hernán Cortés iba como ayudante, Hernando Alonso, converso y herrero de oficio. Fue quemado en México en 1528.
Todos ellos tuvieron parte muy prominente en la colonización de México, Perú, Chile, Cuba y Colombia. La ciudad de Medellín es casi exclusivamente una colonia de “conversos”, pues el 90 por ciento de sus habitantes de hoy descienden de ellos, dándose el caso también que es una de las ciudades más católicas del hemisferio con el mayor número de iglesias en relación con su población.
JOSÉ M. ESTRUGO. LOS SEFARDÍES. 1958. EDITORIAL LEX. LA HABANA.