En el nordeste de África discurre un río muy poco corriente. Tiene una longitud de 4157 millas -es el río más largo del mundo- y se llama Nilo, del nombre griego Neilos. Se ignora de dónde proviene el nombre griego, pues para el pueblo que vivía en sus orillas era simplemente ?El Río?.
En la porción más septentrional del Nilo surgió una de las dos civilizaciones más antiguas del mundo; y a lo largo de seis milenios una sociedad compleja pobló sus orillas con numerosas aldeas.
Durante la mayor parte de ese tiempo los orígenes del Nilo fueron un misterio. Sus aguas corrían hacia el norte desde el lejano sur, pero nadie, en el mundo Mediterráneo antiguo, pudo penetrar lo suficiente en las regiones meridionales como para alcanzar sus fuentes. Para los antiguos, el problema de las ?fuentes del Nilo? fue tan difícil de resolver como el problema de ?la otra cara de la Luna? lo ha sido para nosotros hasta que los satélites fueron capaces de fotografiarla.
Sólo en la segunda mitad del Siglo XIX los viajeros europeos y americanos consiguieron conocer el Nilo desde sus fuentes hasta su desembocadura. En 1857 el inglés John Hanning Speke llegó hasta un gran lago que llamó Victoria, en honor de la soberana que entonces reinaba en la Gran Bretaña. El lago se hallaba justo en el Ecuador, y de él nacía el Nilo. Otros ríos afluían al lago desde los montes de Kenya, próximos al sector central de la costa este africana.
A medida que el Nilo corre en dirección norte, hacia el mar, atraviesa cierto número de regiones, en las que su cuenca va estrechándose y haciéndose cada vez más escarpada. Las aguas caen violentamente sobre las rocas y acaban formando cataratas. Los barcos no pueden navegar en tales aguas, y las cataratas para dividir el río en sectores.
Las cataratas se enumeran a partir de la desembocadura del río hacia el interior: la Primera Catarata se encuentra a unas 600 millas de la costa. Hoy la catarata en cuestión está próxima, por el sur, a una ciudad llamada Asuán, pero en los tiempos antiguos en aquellos lugares había una ciudad llamada por los griegos Siene.
El tramo más septentrional del Nilo entre la primera catarata y la desembocadura, es el escenario principal de los acontecimientos que se describirán en este libro. Fue en este tramo, que es navegable en toda su longitud incluso para las más sencillas embarcaciones, donde surgió esta civilización tan notable.
El Nilo discurre a lo largo del borde oriental del Sahara. El Sahara (que en árabe significa precisamente ?desierto?), cubre la mayor parte del norte de África, y es tan extenso como Estados Unidos. En realidad, se trata del mayor desierto del mundo. En toda esta región tan amplia no llueve casi nunca. La única agua que puede encontrarse se halla a gran profundidad, salvo en el caso de unos cuantos oasis, en lo que el nivel del agua alcanza la superficie.
Pero el Sahara no fue siempre una región desértica. Hace 20000 años los glaciares cubrían la mayor parte de Europa y vientos fríos llevaban la humedad hasta el norte de África. Lo que ahora es desierto era entonces una tierra placentera con ríos y lagos, bosques y praderas. Los hombres primitivos vagaban por ella, llevando consigo sus instrumentos de piedra sin pulimentar.
De forma gradual, sin embargo, los glaciares comenzaron a retirarse y el clima fue haciéndose cada vez más cálido y seco. Aparecieron las primeras sequías y la situación fue empeorando paulatinamente. Las plantas murieron, y los animales se retiraron a regiones que conservaban todavía suficiente humedad y en las que podían vivir.
También los hombres se retiraron, unos hacia el sur, hacia los trópicos; otros hacia la costa norte. Muchos fueron avanzando hacia las regiones próximas al Nilo, que en esos remotos tiempos era mucho más ancho y corría precisamente a través de extensas zonas cenagosas y pantanosas. Con todo, la cuenca del Nilo no era precisamente un lugar adecuado para la vida humana: sólo lo sería cuando las tierras perdiesen algo de su humedad.
Cuando esto ocurrió, el Nilo se convirtió en un don del cielo.
HISTORIA UNIVERSAL ASIMOV. LOS EGIPCIOS. EL LIBRO DE BOLSILLO. ALIANZA EDITORIAL. MADRID. QUINTA EDICIÓN. 1983. MÉXICO.