¿Ya no hay pobres?
“Dice Fox que ya se acabó la pobreza... pero será la de él, porque aquí seguimos mal”. María del Socorro Bustamante Lara, habitante del ejido San Ignacio
Los habitantes ya no creen en las promesas de las autoridades
GÓMEZ PALACIO, DGO.- “Desde que nací hace 63 años no ha habido drenaje aquí... ya me voy a morir y yo creo que no voy a ver nada de eso”, cuenta María del Socorro Bustamante Lara, habitante del ejido San Ignacio, al nororiente de la mancha urbana de Gómez Palacio.
Y es que a pesar que el jueves pasado la alcaldesa, Leticia Herrera Ale, estuvo presente en ese sector para anunciar el principio de la obra de construcción del alcantarillado en la comunidad adjunta, María se muestra escéptica: “mire, estamos en tiempos de elecciones... pos ella (la Presidenta Municipal) viene y dice que nos lo va a poner, pero no nos dijeron pa’cuándo está listo”.
Más adelante reniega: “siempre somos los últimos... siempre primero les hacen caso a los de las colonias de al lado”.
Una de las hijas le interrumpe para manifestar: “pos dicen que ahora sí van a meter el drenaje porque ya andan midiendo allá pa’delante donde van a poner la Coca Cola, nomás por eso lo van a meter” y señala con su brazo izquierdo la dirección donde, según dice, se pretende instalar dicha embotelladora.
Ante la ausencia del servicio público, los ejidatarios de San Ignacio poseen fosas en sus casas, de las cuales, sobre todo en este tiempo de calor, emanan fétidos olores. Los vecinos cuentan: “una vez una muchacha de aquí fue con el anterior alcalde, Carlos Herrera y le platicó de nuestro problema y él le respondió así fuerte: ‘pos luego, dónde fregaos hacen de sus necesidades’; a la muchacha le dio pena y mejor se fue de ahí”.
Las calles son de tierra. Hace poco el Ayuntamiento arrojó piedra sobre ellas para tratar de emparejar un poco el suelo, pero no ha sido suficiente. “Cuando llueve,” explica María del Socorro, “se inunda todo... para salir del ejido tiene uno que andar en lancha”.
Peor aún, la entrevistada asegura que debido a la gran acumulación de agua, las fosas se llenan y el excremento abandona su lugar para andar flotando por donde sea, “hasta dentro de las casas”.
Su esposo, Lucio Castruita Calderón, con su nieto en brazos, comenta: “de Chapala se vienen acá las aguas negras cuando cae lluvia, usted se ha de imaginar cómo se pone esto”.
Pero la pobreza de las familias de San Ignacio no sólo es palpable en la falta de servicios públicos. Frente a la descomposición del régimen ejidal con las reformas al artículo 27 constitucional en 1992, las dificultades y los problemas sociales se agudizaron. “Pura calamidad vivimos ahora, desde que el triste viejo pelón Salinas se llevó todo, no dejó ni una sola máquina... todo se lo llevó”, expresa Socorro Bustamante.
El señor Lucio, su marido, ha sido campesino durante toda su vida, fue beneficiario del reparto del 36. Hoy, a falta de créditos y maquinaria, no puede trabajar su propia tierra sino que la renta y él se emplea en una pequeña propiedad. Gana 500 pesos a la semana.
Orgullosa, Socorro exclama: “antes yo no compraba un kilo de frijol, aquí había mucho, del que cosechábamos...”. Y además de esta leguminosa, la labor les daba algodón, maíz y sorgo. “Eran otros tiempos”, afirma.
La realidad de hoy se asoma satírica: “con un litro de aceite y una bolsa de frijol nos quieren tener cuando se acercan las elecciones, nos ofrecen el cielo y la tierra por un voto...” se quejan los vecinos.
Madre de diez hijos, abuela de 23 nietos y bisabuela de 7 bisnietos, la señora Bustamante, con su delantal de cuadros azules y blancos y su cabello recogido en trenza, explica que los jóvenes no tienen hoy dónde trabajar, “si les va bien se van a la maquila, a la marmolera o los establos, pero no duran mucho, los andan cambiando a cada rato, pa’que no hagan antigüedad”.
Posteriormente, hace una pausa y mientras observa a su familia, como tratando de entender su condición, declara: “dice Fox que ya se acabó la pobreza... pero será la de él, porque aquí seguimos mal”. Y arremete: “por ‘ai’ dicen que Fox no ha hecho nada, pos si el PRI no hizo nada en 70 años, menos el de ahora en tres”.
Pero, a pesar de todo, el aliento para María del Socorro y para los pobladores de San Ignacio no se acaba. “Aunque la esperanza no engorda, sí mantiene”, concluye.
Abusos
Vecinos del ejido San Ignacio de Gómez Palacio se quejan de los abusos perpetrados por los elementos del Grupo Operativo de Reacción Inmediata (GORI) contra jóvenes y adultos.
María del Socorro Bustamante explica que hace un mes, aproximadamente, uno de sus nietos fue brutalmente golpeado por tres agentes de dicha corporación policíaca, además de que le despojaron de su dinero. “Iba saliendo del billar de Elpidio y vio que estaban lastimando a un muchacho, mi nieto nomás les dijo que ya lo dejaran y luego se fueron contra él, le pegaron con un taco en la espalda... cuando llegó se revolcaba del dolor; también le quitaron 600 pesos que traía”.
La entrevistada declara que fueron a denunciar el hecho a la Dirección de Seguridad Pública Municipal, sin que hayan tenido respuesta alguna. “Nomás nos pidieron el número de la patrulla, era la 14, y nos dijeron que iban a ver qué podían hacer”. En el Ministerio Público no interpusieron denuncia.
Casos como estos, según dicen, son comunes en San Ignacio. Socorro expresa que “muy seguido vienen aquí, sobretodo los fines de semana, les quitan dinero a los jóvenes y si no traen, los golpean”.
y si no traen, los golpean”.
Y aunque reconoce que existe mucha drogadicción, no justifica la actitud de los Goris, a los cuales califica de prepotentes. “Aquí no hay delincuentes que roben, hay marihuanillos pero no hacen nada” aclara.
No obstante, la señora Bustamante y otros vecinos han solicitado a la presidencia que se instale una caseta de policía para que la vigilancia sea más oportuna y menos violenta. “Sí queremos que venga la policía pero que no se porten así, son puros problemas... siempre llegan después dela tempestad y agarran a los que nada hicieron” manifiestan.
Problemas de los pobladores del ejido San Ignacio:
- No hay drenaje
- Todas las calles están sin pavimentar
- Falta alumbrado
- Drogadicción en los jóvenes
- Abuso de autoridad de la policía
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón