TORREÓN, COAH.- Para María Esther Guzmán, la guitarra es como una extensión más del cuerpo, por la cercanía que tiene con éste; por esta razón, la española se inclinó por este instrumento de cuerdas, en vez de optar por el piano o el violín, como el resto de su familia.
De visita por la Comarca Lagunera, en donde presentó un concierto en el Teatro Alberto M. Alvarado, a la vez que impartió un master class en el Centro de Iniciación Artística (Cinart) Pilar Rioja, la guitarrista habló acerca de su pasión por la música, especialmente el género barroco.
“Yo creo que la guitarra tiene una propiedad muy característica que tal vez otros instrumentos no tengan tanto, y es el acercamiento con el cuerpo”, afirma.
Cuando María Esther toca la guitarra, siente vibrar la madera, y eso es lo que la convierte en una experiencia muy especial. “Con otros instrumentos tienes una lejanía con tu cuerpo, algo intermedio que produce el sonido, en el caso de la guitarra tus manos producen el sonido, estás produciendo la vibración de las cuerdas con tus dedos, la madera cuando se calienta suena de otra manera; estás tocando algo muy vivo, algo que sientes vibrar muy cerca de tu corazón y que lo sientes como prolongación de tu propio cuerpo”.
Y en su opinión, lo anterior es lo que hace que la guitarra sea un instrumento muy popular entre todo tipo de público. “El piano suena siempre igual, la tecla suena igual independientemente del dedo o la yema de quien lo pulse; en el caso nuestro, la precisión de la uña y de la yema forma parte de la personalidad y de la ejecución”.
María Esther viene de una familia de gran tradición musical en España; desde el primero que ingresó en el grupo de Carlos I de España, todos han sido pianistas o violinistas, compositores y profesores del Conservatorio Nacional. De alguna u otra manera, han estado inmersos en el medio.
Ella es la primera guitarrista de la familia, pasión que heredó de su madre, quien tenía una gran cantidad de discos del maestro Segovia en casa, los que se convirtieron en los favoritos de la futura guitarrista.
“Mi madre tocaba de oído, pero tocaba. Por lo visto, a mí era lo único que me calmaba. Era una pequeña revoltosa y me sentaban en un sillón, me ponían los discos de guitarra clásica de Segovia, y me quedaba quieta, encantada”. Así fue como empezó todo.
A los tres años ya tenía su propia guitarra, porque María Esther sentía la necesidad de aprender a tocarla, a sentir los trastes en las yemas de sus dedos. Y lo consiguió, al grado que actualmente ya hasta comparte sus experiencias y conocimientos en el instrumento.
Y precisamente, ése es uno de los motivos que la traen a tierras laguneras. El master class que impartió el día de ayer en el Cinart, le dio la posibilidad de captar el talento local.
“Lo que veo es que hay muchos guitarristas con muchos deseos de aprender, con interés de perfeccionar su técnica, los veo muy atentos, con ganas de confrontar opiniones. Yo creo que en un estudiante eso es lo principal, porque hay estudiantes que creen haber llegado a su máximo y no se dan cuenta que hay siempre cosas que aprender”.
Y para ella es una experiencia enriquecedora, porque encuentra una retroalimentación, y al igual que sus alumnos, está aprendiendo con ellos.
Este curso tuvo una buena aceptación por parte de los músicos laguneros, ya que asistieron más de 20 alumnos, desarrollándose por la mañana y por la tarde.
La española confiesa que el compositor de su preferencia es Johan Sebastián Bach, aunque de los contemporáneos admira a Joaquín Rodrigo, quien ha sido su maestro y amigo durante varios años. El barroco es el género con el que más se identifica.
¿Pasará de moda la guitarra clásica? “No. Creo que es un instrumento con el que puedes interpretar cualquier tipo de música, incluso hasta las nuevas tendencias; es un instrumento que da para más, su sonido, su timbre, se están descubriendo sonoridades nuevas, lugares dónde golpear en la caja de resonancia que resultan en sonidos increíbles”.
Y mientras haya vida, María Esther Guzmán seguirá en su pasión, la guitarra clásica.
Se llevó las palmas...
Con su interpretación, María Esther Guzmán arrancó los aplausos del público que se dio cita en el Teatro de Gómez Palacio Alberto M. Alvarado, el cual lució a su máxima capacidad la noche del martes.
Cada vez que la española terminaba una pieza, los laguneros se ponían de pie para aplaudirle, como reconocimiento a la excelente ejecución que demostró.
Un ramo de flores le fue entregado por una pequeña, como agradecimiento de parte del Icocult Laguna y de la Dirección Municipal de Cultura de Gómez Palacio, instituciones que organizaron la actividad.
Un vestido azul marino de noche fue el que llevó para ésta, su primera visita a La Laguna, en donde se augura un regreso, debido al caluroso recibimiento del que fue objeto.
“Aquí en México el público es muy cariñoso, muy sensible a la guitarra clásica, y creo que a toda la música, pero especialmente a la guitarra, creo que llega al público de una manera muy especial. Me sentí con una aceptación muy grata”.
Hace varios años estuvo en Paracho, y el año pasado en Tijuana. Antes de llegar a la comarca, se presentó en Saltillo. Cabe mencionar que, los dos conciertos en tierras coahuilenses formaron parte del Festival de Guitarra Clásica del Noreste, convocado por el Icocult.
En el concierto del martes, la guitarrista incluyó una pieza de Manuel M. Ponce, del que asegura es un compositor muy querido y admirado en territorio español”. “Ya había tocado música de él en España, pero es la primera vez que toco música mexicana en México”, concluye.
EL REPERTORIO
Durante el concierto, la española interpretó las siguientes piezas:
-Dos Sonatas: D. Cimarosa.
-Suite No. 2: J. S. Bach.
-Preludio.
-Fuga.
-Sarabanda.
-Giga.
-Double.
II
-Variaciones op. 107: M. Giuliani.
-Sonata: M. Castelnuovo Tedesco.
-Allegro con Spirito.
-Andamiento, quasi canzone.
-Tempo di Minueto.
-Vivo ed energio.
-Sonatina Meridional: M. M. Ponce.
-Campo.
-Copia.
-Fiesta.
FUENTE: Investigación El Siglo de Torreón