Mientras que en 1970 en Durango solamente trabajaba el 17% de las mujeres, actualmente realiza alguna actividad laboral el 34%, lo que infiere que en los últimos 30 años se ha duplicado la participación de las hembras en la Población Económicamente Activa de la entidad, según señala la monografía titulada: “La Situación de la Mujer Duranguense”, editada para el Instituto de la Mujer Duranguense, la cual establece que las condiciones no son aún de equidad, y apunta que en casi todos los trabajos exigen a las hembras el examen de ingravidez.
Sin embargo, dicho análisis estadístico sobre las féminas hace dos acotaciones sobre la mujer que trabaja: 1.- El 75.2% de ellas se desempeña en el sector de servicios, en maquiladoras y en la industria alimenticia; y 2.- Es menor el ingreso que recibe la mujer a comparación del hombre.
“Con la mujer no se cumple el principio de ‘a trabajo y responsabilidad iguales, salario igual’, sobre todo en cargos profesionales, ejecutivos y administrativos, ya que los hombres perciben más sueldo que las mujeres. El ingreso promedio por hora del hombre es de 11.10 pesos y el de la mujer de 10.40 pesos”, se lee en el escrito inicial del compendio antes señalado.
El escenario pinta todavía desfavorable para la participación laboral de las mujeres duranguenses, según “La Situación de la Mujer Duranguense”, dado que también destina más horas al día al trabajo doméstico, siendo de entre 6 y 10 el número de horas de sobretrabajo a la semana.
“Y –agrega- aunque las leyes laborales protegen a la mujer, aún existen factores discriminatorios, como son las normas generales de contratación, sobre todo en cargos directivos. Tanto en el sector privado como en instituciones de gobierno se exige aún el certificado de ingravidez; no se cumplen las normas creadas para proteger la maternidad, no hay seguridad laboral pues con frecuencia se despide a las trabajadoras por embarazos, edad avanzada o su estado civil. Y también padecen acoso sexual”.