FORT MYERS, EU.- Pedro Martínez tiene confianza de que los Medias Rojas de Boston ejercerán su opción de contratarlo por una temporada y 17,4 millones de dólares en el 2004, pero señaló ayer que podría ser su última con el equipo si esperan hasta noviembre para hacerlo.
“¿Usted estaría dispuesto a tomar ese riesgo si fuera el dueño de este equipo? No lo creo”, dijo el estelar serpentinero dominicano. Martínez expresó claramente que desea una extensión de su contrato para que pueda terminar su carrera con los Medias Rojas, porque sostiene una buena relación con el dueño del equipo, John Henry, y con otros funcionarios del equipo.
“Sé que vamos a trabajar en ello y no me preocupa. Ellos son un grupo de propietarios con responsabilidad y saben qué tienen que hacer”, indicó Martínez. Si no se llega a un acuerdo, Martínez indicó que dejará a los Medias Rojas.
El equipo debe ejercitar su opción antes del mes de noviembre, pues de lo contrario Martínez puede convertirse en agente libre. El pelotero se reunió el viernes con Henry y con el presidente del equipo, Larry Lucchino, fuera del campo de entrenamiento, indicó Charles Steinberg, el vicepresidente ejecutivo del equipo.
Los comentarios del lanzador dominicano “no son nuevos” para Henry y Lucchino, señaló Steinberg.
Martínez reiteró su postura hacia finales de la temporada pasada, de que no hablaría con el equipo sobre su contrato durante la temporada regular. Sin embargo, los Medias Rojas pueden ejercitar su opción sin negociaciones posteriores.
Asimismo, Martínez señaló que el equipo debe discutir la extensión de su contrato con él “porque no quiero estar saltando de un lado a otro” con otros equipos. Martínez participó ayer en el primer entrenamiento de primavera para lanzadores y receptores, y dijo que se sentía mejor que el año pasado.
Una lesión en el hombro limitó a Martínez a 18 partidos en el 2001. Después de un débil comienzo de temporada, cuando permitió ocho carreras en poco más de tres entradas ante los Azulejos de Toronto, finalizó con foja de 20-4 y encabezó las Grandes Ligas con 2,26 de promedio de carreras limpias admitidas.