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Película de Woody Allen abre Festival de Venecia

La sexagésima Muestra Internacional de Cine de Venecia inició con la proyección, fuera de concurso, de 'Anything else', del cineasta estadunidense Woody Allen, quien dijo que el éxito de sus películas se lo debe a los italianos.

27 agosto 2003

Venecia, Italia, (EFE).- El realizador estadounidense Woody Allen reflexiona sobre la paranoia que a veces rodea el sentimiento amoroso en "Anything Else", una obra en la que su personaje, secundario, tiene reminiscencias políticas, porque representa de alguna manera al pueblo hebreo perseguido.

La película más reciente de Allen abre esta noche oficialmente el LX Festival de Venecia, aunque unas horas antes fue proyectada a la prensa acreditada, con la que después comentó su director algunos pormenores del filme, que está fuera de concurso.

En "Anything Else", Allen es un profesor de enseñanza secundaria que escribe guiones para humoristas, solitario y algo perturbado, que aconseja a un joven escritor no sólo sobre literatura, sino también sobre la vida en general y las relaciones con las mujeres en particular.

Los jóvenes actores Jason Biggs y Cristina Ricci son los ejes de una historia en la que él es una persona disciplinada pero incapaz de tomar decisiones, muy influida por su pareja, una mujer inconstante en materia de amor y dispuesta continuamente a traicionarle sexualmente.

Allen se convierte en el consejero de Biggs y a través de sus diálogos se pone de manifiesto el comportamiento alterado de muchos enamorados y su incapacidad para el compromiso.

Se trata de una cinta que mantiene la tendencia de las últimas de su director, con algunos momentos de diálogos chispeantes de alto nivel y que resulta simpática, sin por ello acercarse al nivel de los más grandes títulos de su amplia filmografía.

Aunque la película gira en torno a las peripecias de la pareja de jóvenes, el personaje de Allen sirve como contrapunto y aporta elementos novedosos respecto a sus numerosos trabajos, ya que en esta ocasión tiene comportamientos violentos. "Soy todavía pequeño y hebreo", explicó hoy el cineasta neoyorquino, quien sí reconoció que su personaje se vuelve violento como consecuencia de una "persecución social, existencial y religiosa".

En este punto estableció un paralelismo entre su personaje y el Estado de Israel: "Allí todo comenzó con la creación de un país, algo maravilloso que sin embargo no fue aceptado por otros de su entorno, a pesar de los sufrimientos padecidos por su pueblo".

Esa circunstancia ha "polarizado" a Israel, un país "que a veces ha respondido en modo justo y otras no", según Allen, quien añadió que una actitud más comprensiva por parte de otros estados de Oriente Próximo hubiera evitado la "agresividad" de los israelíes "por necesidad".

No obstante, apuntó que la película es una historia inventada y que la función esencial de su personaje era hacer ver al protagonista masculino el error de su relación amorosa.

Allen también reflexionó acerca de la situación mundial, caracterizada por "tensiones particulares que en este momento son exacerbadas" y que tienen su origen en los atentados contra Estados Unidos del 11 de septiembre de 2001.

En su país esa tensión se advierte en detalles como que la impresión inicial tras el reciente apagón en el noreste del país fue que la causa era el terrorismo, pero ahora Nueva York sigue siendo la ciudad "fascinante, con actividad intelectual y en la que funcionan las cosas".

Durante muchos años Woody Allen ha mandado sus películas al Festival de Venecia, pero nunca había ido personalmente, a pesar de que está fuertemente vinculado a la ciudad, donde tiene una casa, contrajo matrimonio con Soon Yi en 1997 y ha tocado públicamente el clarinete.

Ahora ha decidido acudir a la Mostra veneciana para agradecer el apoyo que el público italiano le ha dado tradicionalmente y que ha tenido efecto en su éxito, aunque hoy, con modestia, afirmó que su única contribución a los buenos resultados de sus filmes es elegir el equipo adecuado con el que trabajar.

Como es habitual, también ha elegido la música entre la enorme colección de canciones estadounidenses de la primera mitad del siglo XX, lo que, en su opinión, "es lo más divertido de hacer una película".

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