No cabe duda que la frase “El mejor amigo del hombre” nuestros queridísimos perros, se lo ganaron a pulso. Existen dos amigos simpatiquísimos que se han ganado el afecto de quien los conoce. “Chaparro y Bon”, ambos originarios de la calle.
Chaparro es un pequeño perro criollo, con una mezcla de razas siendo la más dominante la Welsh Corgi, la característica principal de esta raza es la de contar con un parecido a la zorra, “chaparro” es un pequeño perro de 5 kg., inteligente, afectuoso y hasta bromista, es el jefe de la pandilla que forma con “Bon”, que también es una mezcla de razas, acentuándose más la “Beagle”, no pasa de los 6 kg. y hace todo lo que le dice Chaparro.
Sus dueños, una familia amante de los animales, realmente con sentimientos nobles, antes de rescatar a estos dos pequeños pillos de la calle ya contaban con un par de mascotas, “Tiger” un noble gato que es la adoración de la señora y “Maple” un alegre Cocker Spaniel.
Dos veces al año nos dejan al par de mascotas a pensión mientras sus dueños salen de vacaciones, hoy en día son cuatro las mascotas que nos llevan con todo un cargamento de alimentos surtido sobre todo para “Tiger” que en broma el dueño se quejaba, ojalá y así me tratara mi esposa, me platicaba, imagínate doctor, si al gato le da hambre a las cuatro de la mañana, se levanta para darle de comer, en cambio a mí, ni siquiera me abre la puerta cuando llego tarde.
“Chaparro” es el más especial, fue el primero que llegó a la casa y realmente él fue quien adoptó la familia, al principio llegaba solo para comer, en ocasiones tardaba días en volver, muy amiguero, al principio llevó un invitado a comer y también lo adoptaron, desafortunadamente tenía un problema crónico respiratorio y falleció, no sin antes hacer todo lo posible sus nuevos dueños por salvarlo, “Bon” es el nuevo amigo, también fue invitado a comer un día y se quedó, ahora ambos gozan de los cuidados de esta generosa familia y esa raza escondida que no se distinguía tan fácilmente, ahora aflora con los cuidados, a base de una buena alimentación, visitas al veterinario y su aseo.
Seguido nos visitan, siempre andan juntos, son inconfundibles, sus enormes paliacates en el cuello es signo de orgullo para ellos, parece que lo disfrutaran, en ocasiones la doctora que trabaja en la clínica les lleva a su casa en su auto, primero se sube “Bon” y se acomoda en el asiento del copiloto, al subirse “Chaparro” “el Jefe”, inmediatamente “Bon” se pasa al asiento trasero como respetando las jerarquías, al dejarles en casa, los tiene que encerrar, pues de lo contrario la siguen durante enormes distancias, ocasionando que ella regrese para volverlos a meter a su casa adoptiva.
No se necesita saber del comportamiento animal para darse cuenta que realmente ellos disfrutan de la vida, que se encuentran agradecidos con quien los trata bien, y sobre todo del amor que tienen sus “padres adoptivos” hacia esos seres indefensos que de seguro pasaron un verdadero infierno en las calles, sufriendo hambre y vejaciones, antes de ser rescatados.
Un verdadero reconocimiento a esa gente de enorme corazón que les da cobijo a esas criaturas que sólo esperan el momento de demostrar el porqué les llaman “El mejor amigo del hombre”.