Cuidar mascotas puede renovar el deseo de vivir en personas sumidas en la desesperanza.
Los animales domésticos nos ayudan a relajarnos y son una grata compañía. Pero son mucho más que eso: se ha demostrado que tener una mascota es benéfico para la salud. Por ejemplo, en un estudio realizado en EUA durante 1978 se averiguó cuáles eran los factores sociales y psicológicos que más influían en la sobrevivencia de personas que habían sido hospitalizadas por enfermedades de las arterias coronarias. De todas las variables estudiadas (sexo, raza, edad, posición socioeconómica y aislamiento social), tener una mascota fue el factor más importante en la prolongación de la vida del paciente. De los enfermos sin mascota, 28% murió antes de un año, contra apenas 6% de los que sí tenían mascota.
Desde hace mucho los profesionales de la salud han valorado a las mascotas como compañía de personas solitarias, fuente de autoestima para las inseguras y de actividades para las que tienen tiempo de sobra.
Durante el siglo XVIII, en Inglaterra hubo un asilo para enfermos mentales que se adelantó a su tiempo, el York Retreat, donde se daba a los internos conejos y pollos para que los cuidaran. Que dependieran de ellos les daba a los pacientes una sensación de importancia y responsabilidad.
A últimas fechas, los médicos han usado sistemáticamente mascotas en la terapia de personas con impedimentos físicos y mentales, sobre todo en niños, pacientes psiquiátricos y ancianos.
Hoy en algunos hospitales dejan entrar mascotas y se insta a los pacientes a que jueguen y se relacionen con ellas, como parte de la terapia. Esas visitas son muy benéficas para quienes padecen fobias, retraimiento o problemas de farmacodependencia.
En varios países, incluidos EUA y el Reino Unido, una terapia muy aceptada para niños impedidos en montar a caballo. Por ejemplo, cuando un niño con parálisis cerebral monta un pony, el mundo se vuelve mucho más interesante. Por primera vez se siente tan capaz como otras personas, y deja de mirarlas impotentemente desde su silla de ruedas. Con el tiempo aprende a dominar un caballo. Mejora en muchos casos la capacidad para dominar su cuerpo.
Además de quien ha gozado de la compañía de una mascota, se habrá dado cuenta que solamente les falta hablar para ser uno de nosotros.