Tal vez le parezca un poco extraño el tema del suicidio en las mascotas, pero incluso se han escrito libros al respecto.
La primera vez que leí sobre el tema me pareció algo fuera de lo común, hasta que se presentaron algunos casos en la clínica, afortunadamente no es muy seguido pero lo he visto en varias ocasiones en los treinta años que tengo en contacto con los animales.
Al hablar de suicidio en perros, no nos referimos a que se interpongan frente a un vehículo en movimiento, o algo parecido, simplemente dejan de sentir amor a la vida y mueren sin manifestar algún signo de una enfermedad.
Realmente lo importante del tema no es el suicidio, sino la causa por la cual lo hacen, es ahí a donde hay que llegar.
Hay quienes dudan todavía de que si un perro puede pensar o si tiene sentimientos, bien, ésa es la causa principal de la muerte de las mascotas, sus sentimientos, cuando se les abandona, o el hecho de sentir que ya no forman parte de la familia, pierden todo interés a seguir con vida. Se estará preguntando por qué causa no se mueren entonces cantidad de perros abandonados o callejeros que no tienen quién se compadezca de ellos. Es muy diferente, precisamente es todo lo contrario, el instinto de supervivencia mantiene los deseos de vivir y de luchar para aferrarse a la vida.
Imagínese un cachorrito que llega a un hogar y es el centro de atención, su vida continúa así durante años, realmente él siente que es parte de la familia y por lo tanto se cree hasta humano, y por la forma en que se da a entender y se relaciona con la familia no se equivoca, es casi humano, repentinamente la familia necesita salir de la ciudad con urgencia, y optan por llevarlo a pensión con el veterinario, no solamente se encargará de su alimentación sino de su salud que es lo principal, pero qué sucede si es una mascota que jamás ha salido de su casa, o que esté acostumbrada a una alimentación especial, el perro entrará en un estado de estrés, que dejará de comer y entrará en un estado de depresión, aparentemente su estado de salud es normal pero por dentro está viviendo un espantoso infierno, de la noche a la mañana su vida cambia totalmente.
La primera vez que vi un caso fue el de “Pepito” un perrito Dash Hound (salchicha) de doce años de edad, era el rey de la casa, de un matrimonio estadounidense ya maduro, recuerdo que me hablaron porque lo notaban inapetente, aparentemente todo se encontraba normal, le tomaría unas muestras para estudios de laboratorio, lo llevé a la clínica y se quedó por una noche, al día siguiente “Pepito” amaneció sin vida, con la misma posición en que lo dejé el día anterior, con su nariz recargada en la puerta de la jaula como resignado a que estaría toda una eternidad encerrado.
Fue un golpe muy duro para su propietario, quien comprendió la situación con gran sensatez, naturalmente que no todos reaccionan de la misma manera, y lo entendemos, ya que la mascota se recibe en un buen estado de salud aparentemente, y al cabo de unos días mueren por un supuesto abandono.
Solamente quien ha vivido estas experiencias, puede comprender que realmente existen los sentimientos en los animales, sentimientos que solamente se desarrollan con los cuidados, el afecto y el amor como el que se le da a un hijo, a un amigo o a una mascota.
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