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Pequeñas especies / La hiperactividad en las mascotas

La hiperactividad es un desorden que ha ido en aumento en la población canina. Los perros jóvenes tienen una predisposición natural a comunicarse con su dueño, son cariñosos y hasta se hacen pesados, empleando un gran caudal de energía, jugando y llamando la atención en todo momento.

El propietario llega un momento que debe poner fin a tal desenfreno, y a menudo encuentra bastante dificultad, teniéndose entonces que enfadarse y acaba por castigar al animal, que parece no comprender la circunstancia.

De una situación de hiperactividad comprensible del perro joven a un síndrome de hiperactividad, hipersensibilidad o también hiperkinesis hay que hacer ciertas distinciones para detectar tales animales, pues su diagnóstico es importante, sobre todo a la hora de aplicar un tratamiento.

El perro que sufre una hiperactividad exagerada suele ser joven, pero no tiene por qué serlo, ladra, gime, destroza, come todo lo que pilla, hay que sacarle de la boca todo objeto peligroso, pues no discierne entre aquello que es comestible de lo que no lo es. No es capaz de concentrarse, aunque lo vemos en estado de hipervigilancia, reacciona al menor ruido, y parece que duerme con un “ojo abierto”, no aprende lo que se le intenta educar, ni aún ha aprendido a hacer sus necesidades correctamente.

Cuando juega con otros perros en el parque, parece no comprender las reglas del juego, es decir, no comprender los rituales jerárquicos y puede pelearse sin controlar bien su mordisco, lo mismo suele ocurrir con sus dueños que van todos llenos de moretones. El manejo de un perro de tales características necesita de unas instrucciones especiales, de modificación de conducta y también, si fuera el caso que lo requiera, de una medicación, controlada ésta por un veterinario especialista.

En seguida daremos unas recomendaciones para actuar con su mascota hiperactiva.

*Disponer de tiempo y paciencia suficientes.

*Disponer de medios para controlar al animal; si la persona no tiene fuerza, encontrar medios de sujeción adecuados.

*Evitar disgustos innecesarios. Sabiendo la problemática, evitar al máximo los destrozos, pues hemos dicho que el animal tiene tendencia a comérselo todo.

Ser consistentes, de que todos los miembros del hogar deben aplicar las mismas normas, por ejemplo: Nunca dar atención, juego, o premios cuando el animal está pidiéndolo, o llamando la atención o haciendo lo que sea para que le hagamos caso. (Evitar al máximo tener que hacerle caso).

Proveer de ejercicio vigoroso en espacios a ser posible abiertos, donde el animal pueda jugar.

Intenta reducir al máximo estímulos donde queramos educar al animal, recuerda que el lugar no debe generar distracciones.

Recompensar comportamientos calmos, en vez de castigar la hiperactividad. El castigo es una reacción que nuestro perro espera de nosotros para seguir jugando con él. ¡Es mejor que el dueño le haga caso aunque sea para castigarlo!

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