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Pequeñas especies

Que gran satisfacción tuve cuando mi hija Sofía, la menor, de seis años de edad, corrió a proteger a “Blancanieves”, retirándola con mucho cariño del paso del automóvil al entrar a casa, hablándole suavemente y ayudándole a incorporarse con una ternura como tratándose de disculpar por interrumpir su sueño. “Nieves” es una perrita samoyedo que llegó a la casa hace más de 11 años, realmente la tenía en venta en la clínica cuando contaba con tres meses de edad, pero mis hijos inmediatamente se enamoraron de ella, y pasó a ser parte de la familia. La mayor de mis hijas, Carolina, contaba con siete años, Alejandra tenía los años que tiene actualmente la más pequeña, Paco tan sólo cumplía los cinco, así que prácticamente mis cuatro hijos y Blancanieves han crecido juntos de la mano. A mi hija Sofía le preocupa mucho la salud de su perrita, precisamente es la única de sus hermanos que quiere estudiar la profesión de su padre, es quien me ayuda a darle sus medicamentos, se siente muy responsable por delegarle tan importante tarea, en ocasiones me llama la atención por no llevarle vitaminas a Blancanieves y constantemente me recuerda llevarle a bañar. Como es normal, un perro de 11 años es un anciano y empieza con los problemas relacionados con la edad: artritis, disminución visual y auditiva, duerme mayor tiempo, la agilidad y fortaleza de hierro de animales incansables va menguando con el paso de los años. Recuerdo que una ocasión me comentaba Sofía: “Papá, ojalá que nunca se muriera Nieves, pues yo creo que no sería justo que otro perrito ocupara su lugar”. Le expliqué que algún día todos teníamos que morir, y solamente me contestó “¿Aunque nos portemos bien?”

Blancanieves como muchas mascotas se ha ganado a ley un lugar muy importante e insustituible en la familia, así como mi hija y tantos niños ven en su mascota un ser querido que ya existía antes de que nacieran ellos, por esa razón sienten el respeto y las atenciones hacia un pariente de jerarquía mayor. Las mascotas como Blancanieves que han visto nacer a nuevos miembros de la familia, saben de la gran responsabilidad de cuidar y proteger a los niños con ese instinto nato y maravilloso que les da la naturaleza, en innumerables ocasiones en que su pequeña ama sale a jugar con la vecinita, Blancanieves busca la forma de salir de la casa formando la verja de hierro, empujándola hasta vencerla de sus ansias, para hacer guardia en la puerta donde se encuentra su ama, y ladrar a todo intruso que se acerca a ese lugar sin llegar a agredir a nadie, como diciendo “no pases por este lado de la acera que estoy cuidando a mi niña”. No es un animal de excelente calidad genética, pero se llegan a querer de igual forma como si se tratara del mejor ejemplar, como le sucedió a mi hijo Paco, cuando tenía siete años de edad, se sentía la persona más orgullosa del planeta después de que Blancanieves había ganado el tercer lugar de la raza, cuando sólo habían concursado dos samoyedos en una exposición canina en 1996.

Tal vez no alcance para expresar a medir el grado de afecto que sienten los niños y jóvenes hacia su mascota, pues desde que tienen uso de razón ya formaba parte de sus seres queridos, ahora que es “grande”, merece todo nuestro cariño y cuidados, es triste pero a la vez reconfortante cuando la llevan enferma al consultorio, se ve de inmediato el esmero de las atenciones de la familia que asiste a la consulta con el veterinario, que incluso se llegan a preocupar más cuando enferma la mascota asisten todos, que a la consulta del mismo abuelo.

peqesp@hotmail.com

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