EDITORIAL Columnas Editorial Caricatura editorial

Pequeñeces/De regreso

Emilio Herrera

De regreso de un viaje afortunado que a Elvira y a mí nos llevó hasta Praga, pregunto, naturalmente, por las novedades que en estas últimas tres semanas ocurrieran en nuestra ciudad, para nosotros la más querida en el mundo aunque ya no sea exactamente la de nuestra juventud, que es la que más recordamos.

Pepe me llevó a la esquina del bulevar Independencia y la calle Río Nazas en donde están dando los últimos toques a la instalación de una alta estructura metálica, a la que cuanto antes deben ponerle un letrero aclarando lo que es o representa porque, al menos yo, después de verla sigo sin saberlo y no creo ser el único. De todas maneras el deseo de seguir decorando a nuestra ciudad es válido y hay que felicitar a nuestras autoridades por el intento, pues supongo que es de ellas.

Sin embargo, vale la pena reflexionar sobre ello y ya dispuestos a gastar lo necesario, decidir por cosas más clásicas lo hace más disfrutable para todos: la figura del cuerpo humano es inagotable en sus posibilidades de expresión para todos los artistas y todos sentimos su belleza sin necesidad de carteles aclaratorios.

Hemos pasado en este viaje por una cantidad grande de pequeños pueblos y grandes ciudades y, en todos ellos hemos disfrutado de la belleza de sus parques y jardines, no sólo de la sombra de sus añosos árboles que se repiten incluso a lo largo de sus calles sino, también, del color y, en ocasiones, del aroma de sus flores que mantienen con mimo diario, de tal manera que en cada estación si unas desaparecen de inmediato son substituidas por las que les siguen. Por supuesto, esto no podría hacerse en ninguna parte si no existiera un presupuesto exclusivo para ello, y la o las personas adecuadas para manejarlo.

Y en cuanto a los bronces, mármoles y canteras que embellecen las ciudades no sólo han sido, a través del tiempo y de la propia actualidad, obligación exclusiva de los gobiernos. Por muchas partes se encuentran placas de crédito dando noticia de que en obras de arte, ésta, aquélla o la de más allá se deben a la generosidad de respetables ciudadanos que así demuestran su cariño a su pueblo nativo, o su agradecimiento al que lo aceptó como residente, como aquí lo hizo don Pedro Valdés donándole a Torreón El Quijote y Sancho Panza de la calzada Colón. ¿Habrá otro que se apunte?

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 49734

elsiglo.mx