El último miércoles, por invitación que anticipadamente me hiciera Edelmiro Morales, Presidente del Consejo Directivo de la Escuela Técnica Industrial de Torreón, A. C., visité esta Escuela en la que 600 jóvenes reciben conocimientos sobre motores, plomería y esas cosas. Con anterioridad lo había visitado en dos ocasiones: primero, en ocasión de una campaña que Quinita Franco hizo en beneficio de dicha escuela, y después, en vida del profesor Ovalle, en compañía de Donaldo Ramos Clamont para decidir una ayuda a través del Pa-Pro que, por supuesto, le dimos.
Es lamentable comprobar a través de los años, una y otra vez, la difícil vida de estas instituciones, la poca ayuda que reciben de los gobiernos, y el gran esfuerzo que sus patronatos tienen qué hacer para lograr cubrir los gastos que los mantienen con una vida llena de carencias.
Como se imaginará, sus alumnos, que antes eran todos del sexo masculino y desde hace dos tres años son ya mixtos, son todos de clase humilde, que aspiran a dejar atrás gracias a este aprendizaje. La colegiatura es de seiscientos pesos, que con una beca de trescientos que la propia escuela les ofrece al entrar, baja a trescientos. Esto es así porque su patronato afirma que los estudios totalmente gratuitos se desaprovechan, y que, en cambio aquellos que algo cuestan, por eso mismo, son más aprovechados. La escuela, por supuesto, trabaja con números rojos que vienen siendo cubiertos, desde siempre, por aquellos torreoneses que, unas veces unos, otras, otros, le han venido dando la mano a dicha escuela.
Con motivo del inminente Año Nuevo todo mundo hace planes para ser mejor el próximo año, no estaría por demás que alguno de los clubes que nos quedan – o todos – planearan una gran campaña en beneficio de la Escuela Técnica Industrial de Torreón; o que los industriales, para quienes en el futuro los egresados de esta escuela representarán seguramente una buena ayuda, se inscribieran con una ayuda mensual para su escuela. La pobreza de México no sólo es causada por los malos gobernantes, a veces ésta se debe en parte a la desunión en que caemos en ocasiones los mexicanos. Si tantas veces se ha dicho que “la unión hace la fuerza”, ¿por qué no practicar lo que decimos? Más de una vez nos sorprenderíamos de los resultados. Hay que aprender a unirnos de manera rápida y espontánea, para ayudar a una buena causa como es ésta, como se hace cuando una catástrofe de la naturaleza nos obliga a ello.
¿Por qué no? ¿Por qué, al menos, antes de cerrarse a la sugerencia no se va a visitar dicha Escuela, y después se decide? Vale la pena. Año Nuevo, vida nueva.
Un solo hombre no puede hacerlo todo, las cargas, no digo que entre todos, pero sí entre muchos son más fáciles de llevar, y ésta de la Escuela Técnica Industrial de Torreón, vale la pena.
¿Por qué cree usted que Norteamérica, tan aparentemente individualista, ha llegado a ser lo que es? Sencillamente porque han aprendido a asociarse para llevar a cabo sus valores éticos. Y éste lo es. No somos tan pobres para no hacerlo. No seamos desunidos.