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Pequeñeces/Vergüenza

Emilio Herrera

Todos lo saben, todos lo han dicho, lo mismo don José María Morelos: “Que se eduque a los hijos del labrador y del barretero como a los del más rico hacendado”, o don Benito Juárez: “La instrucción es la base de la prosperidad de un pueblo” que Emilio Fernández, aquel director de cine: “La desgracia y el atraso de este país es el analfabetismo. La salvación de este país es la educación.”

Cuesta, pues, trabajo creer que niños laguneros que hasta hace muy poco ni esto tenían, se conformen hoy con estudiar en una escuela cuyas aulas, construidas con desechos en la Colonia Rocío Villarreal de esta ciudad, como pudimos ver en la dramática fotografía que publicó el sábado 24 de mayo “El Siglo de Torreón” en la primera página de su sección “E”, La Laguna.

Después de sus propios padres, el siguiente orgullo de un mexicano debiera ser su escuela, su primera escuela, pero, ¿cómo puede nadie enorgullecerse mañana (se enorgullecerá de sus profesores, eso sí) de una escuela sin nombre, construida con desechos, que, inclusive, tiene un pizarrón que comparten todos los grados, y apenas si tiene nada más.

Es posible que esta clase de escuelas enorgullezca a la SEP, pero, seguro que no a nuestras autoridades, y menos a nuestra ciudad. Aquí hay algo, ¿no lo crees así Miguel? , en que los pocos clubes de asistencia social que nos quedan, pudieran ayudar. Por los niños, no por las autoridades. Allá ellas si ésto, que debiera preocuparles, les preocupa o no.

Pienso que sería un acto muy hermoso que esta escuela recibiera ayuda, al menos para levantar paredes y techo de materiales más

resistentes y protectores, de parte de todas las otras escuelas, y colegios, ¿por qué no? , de la ciudad; que todos sus alumnos les dieran la mano en este trance, para vergüenza de quien está directamente obligado a hacerlo.

Heroica niñez la de esta escuela, que según nos dice Cristal Barrientos Torres, autora del reportaje correspondiente, “cuando llueve ellos mismos arreglan los hules y cuando el aire es tan fuerte que tumba la madera, cambian los cuadernos y lápices, por clavos y martillos.”.

Ojos que no ven corazón que no siente, dicen, y es cierto. Para que algo nos conmueva necesitamos verlo. Busquen su siglo del último sábado

y vean en la sección que arriba les dije la impresionante fotografía, y que el que pueda ayudar con algo material, ladrillos, madera, que lo haga.

Eso sí, las ayudas no deben ser para mañana. Las ayudas deben ser inmediatas. Ovidio dijo en su momento que “Socorrer al caído será digna acción de reyes; pero, Publilio Siro fue más al punto diciendo: “Socorriendo al desgraciado pronto, es socorrerlo dos veces.

¿Cuántos grupos hay que juegan dominó en sus clubes o, por

rotación en sus casas? ¿Por qué no hacen por una sola vez una colecta de lo que sea, como una ayuda para esta escuela? Los “Boy Scout” ¿por qué no repiten la hazaña de cuando los Desayunos Escolares, pidiendo ayuda con sus mochilas por colonias aledañas para este objeto? .

Ayudemos a estos estudiantes a enorgullecerse de una mejor escuela, y sintamos cada quien orgullo de haberles ayudado a conseguirlo. Hay muchas formas de hacerlo.

Cada quien busque la suya.

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