EL SIGLO DE TORREÓN
El capitán del grupo Telpolhcali transmite su experiencia y devoción.
TORREÓN, COAH.- La danza Azteca cautivó a René Valle Ruiz desde los ocho años. Ahora como capitán del recién creado grupo Telpolhcali, transmite su experiencia a jóvenes que comparten sus mismas creencias y devoción.
El 28 de octubre, día en que se celebra la festividad de San Judas Tadeo, reúne a las danzas Aztecas de todo el país y del extranjero. René comenta que en esta fecha tiene lugar una fiesta importante, porque todos los grupos se unen para compartir sus experiencias.
En esta ciudad existen por lo menos ocho danzas Azteca. Relata que el primer grupo se formó en Parral, Chihuahua, pero fue hasta 1984 cuando la tradición llegó a esta ciudad y él desde esa fecha la practica.
El misticismo acompaña a la danza Azteca. Cada movimiento tiene un significado específico cuyo objetivo fue y sigue siendo, la veneración.
René dice que antes los aztecas, movidos por la fidelidad a sus dioses, ejecutaban ese baile. Ahora ese mismo sentimiento mueve a los integrantes de las diferentes danzas, que en ocasión de la festividad de la Virgen de Guadalupe, participan en las peregrinaciones, rosarios y diversas actividades religiosas organizadas en su honor.
Para ellos, desde hoy iniciará la actividad, pues habrán de participar en la última peregrinación que culminará con las tradicionales mañanitas a la Virgen del Tepeyac que están programadas para las 11 de la noche, aunque todo el día estarán danzando en los rosarios que organizaron los devotos guadalupanos, quienes los contrataron para que ejecuten su baile azteca.
René justifica el cobro que piden por cada presentación: “Es que este traje es muy costoso, sobre todo el material del penacho que está formado con las plumas de las colas de gallos y faisanes que nos envían de los Estados Unidos”.
Esta pieza es muy importante en la vestimenta del danzante Azteca. Aparte de valor económico —alrededor de tres mil pesos—, tiene un significado místico, toda vez que los antepasados usaban plumas de pavorreal y culchistli —pluma original Azteca.
El “tanganillo”, cuello y faja, son confeccionados con material de alta calidad. El diseño recuerda a un guerrero azteca, por lo que René explica que las diferentes danza usan el mismo estilo donde la variedad solamente está en el color.
Otro elemento que compone a esta indumentaria son las “hueseras” que van en los tobillos y que tienen la forma de cascabeles. Éstas solamente las consiguen en Querétaro donde es originario el árbol conocido como “Hueso de Frayre”.
René y algunos compañeros de su grupo de danza —lo integran 35 personas— viajan hasta la ciudad referida para conseguir ese material, “por eso nos vemos en la necesidad de cobrar nuestras presentacio-nes, pues el traje es muy costoso”.
Comenta que lo cuida con religiosidad. Las plumas del penacho tienen que tener un cuidado especial. Las lava con shampo, luego las peina con secadora y un cepillo especial, “ciertamente esta acción requiere mucho tiempo, pero estamos obligados a hacerlo, si no sale más caro conseguir nuevamente las piezas del penacho”.
Aunque confiesa que necesita leer más literatura sobre las tradiciones de los aztecas y sus danzas, René relata que el árbol referido era para ellos un símbolo importante, por esa razón lo veneraban al grado de incluir lo que al parecer son sus semillas, en su vestimenta.
El grupo Telpolhcali apenas cumplirá un año, por esa razón René dice que está poniendo todo su empeño para sacarlo adelante. Además que confiesa que para él, danzar es parte de su vida y un compromiso con la Virgen de Guadalupe a quien respeta y venera.
“No puedo fallarle. Llueve o truene siempre estaré aquí en una fecha tan especial para nosotros los mexicanos, faltar a una peregrinación o no danzarle, significa para mí como un sacrilegio... es verdad, porque no me sentiría bien”.