El saldo negativo es la acumulación de basura en las calles
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Caminan a paso lento sobre la avenida Juárez. Su fe se puede escuchar a través de los altavoces, tambores y cornetas. Conforme avanzan dejan tras de sí –además de conductores molestos- montones de basura y un sin fin de vendedores ambulantes.
Y es que desde el inicio de las peregrinaciones la contaminación auditiva, visual y ambiental, se ha incrementado en el centro de la ciudad.
Todos los días un grupo de personas se reúne en la Alameda Zaragoza, de ahí parten caminando detrás de los danzantes sobre la avenida Juárez hasta la calle Ramos Arizpe. Todos con un sólo objetivo: la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe.
Al llegar a la parroquia, los cantos y las danzas acompañan las ofrendas florales. Así el personal de una empresa, institución educativa o religiosa, da gracias a la Virgen de Guadalupe por los favores recibidos: todos tienen algo que agradecer.
Pero en estas fechas no todo es fe y devoción. Del 27 de noviembre al 12 de diciembre en las calles aledañas a la parroquia se instalan decenas de negocios fijos y semifijos dedicados a la venta de comida, ropa, juguetes y todo tipo de artículos relacionados con la creencia católica.
En los arroyos vehiculares se pueden observar las aguas residuales desechadas por los vendedores fijos o ambulantes. Algunos preparan los alimentos con carbón provocando humaredas que se confunden con el smog de los camiones.
Los altavoces, tambores, cornetas, silbatos y cláxones, acompañan a los danzantes y peregrinos por la avenida Juárez. El ruido de la fe se suma al de las rutas urbanas que se dirigen al centro. Entonces los cánticos y rezos parecen perderse entre el bullicio normal de la ciudad.
Los conductores un tanto desesperados intentan ganarle el paso a las peregrinaciones antes de que obstruyan la circulación y tengan que pasar varios minutos antes de poder retomar su camino.
Las filas de automóviles ya son interminables en las calles que conectan a la avenida Juárez. Los conductores presionan los cláxones a los choferes del transporte público para que muevan más rápido sus unidades, pero es inútil, el paso de todos es lento.