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Perjudica escasez de agua en las presas

Falta previsión y planeación, tanto de las autoridades como de los usuarios lo que ha provocado la difícil situación agropecuaria.

TORREÓN, COAH.- La escasez de agua en las presas ha sido factor predominante para que el campo reduzca la superficie a sembrar año con año en la Región Lagunera de Coahuila y Durango, con el consecuente daño económico a los más de 33 mil productores del sector social.

De acuerdo a datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), el año recién terminado se sembró con agua rodada (del río) apenas el 20 por ciento de lo establecido en 1997, lo que habla de la gravedad de la situación.

El volumen total de agua almacenado en las presas ?Lázaro Cárdenas? y ?Francisco Zarco? al uno de octubre de 1995 era de 758 millones de metros cúbicos (Mm3), para el 96 subió a 1,767; en el 97 descendió a 1,266 Mm3 y al año siguiente, en 1998, llegó a 721 Mm3.

Al mes de octubre de 1999 las presas se recuperaron un poco y alcanzaron entre ambas 1,131 Mm3, pero al 2000 quedaron en 963 Mm3, en 2001 volvió a descender el volumen a 621 y actualmente cuentan con 900 Mm3.

Falta de previsión

Durante su primera visita como titular de la Sagarpa, Javier Usabiaga Arroyo ?a principios de 2001-, dijo en relación a los bajos almacenamientos de las presas, que la falta de previsión y planeación, tanto de las autoridades como los usuarios, había provocado esa difícil situación aquí en la región, pues no se dejaban reservas para el ciclo agrícola siguiente, no obstante lo errático de las lluvias y el hecho de estar en una zona semidesértica.

Ya en 1996, debido a los bajos almacenamientos de las presas regionales, se autorizó el establecimiento de lo que se llamó el primer miniciclo agrícola de 26 mil hectáreas con 470 Mm3 para dos zonas compactas de Coahuila y Durango, correspondiendo 0.63 hectáreas por productor, tanto del sector social como la pequeña propiedad.

En 1999, nuevamente dadas las condiciones de bajos volúmenes en las presas, se implantó otro miniciclo con una superficie de riego de 21,028 hectáreas y una dotación por productor de 0.38 hectáreas, lo que obligó a que la gran mayoría de los ejidatarios rentara sus derechos.

El año pasado, en el que se manejó incluso la posible suspensión del ciclo agrícola por la poca agua disponible, finalmente se llegó al acuerdo de establecer 12,400 hectáreas en zonas compactas por módulo de riego, con 18 áreas por productor (0.18 Has), la más baja de la historia de las presas y como cultivo rector los forrajes, pasando el algodón a segundo plano.

Apoyos oficiales

Concepción Carranza Villarreal, responsable de Comunicación Social de la Delegación Regional de la Sagarpa, informó que no obstante la disminución de la superficie de siembra, los programas de Alianza para el Campo y Procampo han continuado con la finalidad de apoyar a los productores, tanto en la modernización de los sistemas de riego, así como en Programas Emergentes.

En 2001 se aplicaron 54.7 millones de pesos dentro de la Alianza para el Campo en La Laguna, más 74.9 millones del Procampo y 22 millones adicionales para Reconversión Productiva, en tanto que en 2002 fueron 63.8 millones de pesos en Alianza Contigo (Alianza para el Campo), además de otros programas.

Recordó que en 2002, se estableció un Programa Emergente por Sequía, con recursos por 119.8 millones de pesos para la Región Lagunera de Coahuila y Durango, el cual incluyó proyectos productivos, acciones de reconversión, pago de jornales por trabajos diversos y obras para mejoramiento de la infraestructura del Distrito de Riego 017.

Pocos beneficiarios

Elizabeth Estrada Macías, dirigente regional de la Central Campesina Cardenista, consideró que los apoyos del Gobierno Federal destinados al campo son básicamente para los grandes productores, pues los campesinos apenas alcanzan el Procampo y, ocasionalmente se benefician con el pago de jornales cuya remuneración es muy baja.

En Alianza para el Campo, dijo, son los productores del sector privado los que aprovechan los recursos oficiales, ya que son lo que tienen dinero para aportar lo que les corresponde en la compra de tractores o equipo moderno de riego.

Las rebajas en las tarifas eléctricas para los pozos profundos y otros beneficios que incluye la Ley de Energía para el Campo, analizó Estrada Macías, serán también aprovechados casi exclusivamente por los grandes productores que han comprado tierras y pozos.

Lo que ha pasado con toda esa situación, dijo, es que al no poder sembrar por falta de dinero y la escasa superficie que les corresponde, los campesinos se han visto obligados a rentar sus derechos y en muchas ocasiones a vender sus tierras.

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