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Perredistas en San Lázaro/Plaza Pública

Miguel Angel Granados Chapa

Es más difícil calcular la votación que recibirá el PRD en los comicios federales próximos y, por lo tanto, realizar un ejercicio semejante al que hicimos la semana pasada respecto del PRI y el PAN, sobre cuáles de sus candidatos plurinominales tienen segura una curul, por el lugar que ocupan en las listas.

Es que el perredismo disminuyó sensiblemente su presencia electoral hace tres años, y ahora por el factor López Obrador podría volver a cifras semejantes a las de 1997.

Ese efecto se percibiría sobre todo en las circunscripciones cuarta y quinta, como ocurrió hace seis años, entonces por la influencia de la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas. En 1997, el PRD alcanzó 55 curules de representación proporcional, distribuidas así: Seis en la primera circunscripción; cinco en la segunda; 13 en la tercera, 15 en la cuarta y 16 en la quinta. En 2000, el total fue de 27: cuatro en la primera y, sucesivamente, tres, siete y siete. Para el efecto de suponer quiénes de los actuales candidatos pueden llegar a San Lázaro, ponemos entre paréntesis los nombres de quienes serán diputados si la situación del 2003 es semejante a la de seis años atrás.

Primera circunscripción: Socorro Díaz Palacios, Martha Lucía Micher Camarena, Adrián Chávez Ruiz y Agustín Miguel Alonso Raya (Samuel Romero Valle e Isabel Cristina Murrieta López). Segunda circunscripción: Elpidio Tovar de la Cruz, José Luis Medina Lizalde y Angélica de la Peña Gómez (Manuel de Jesús de la Cruz Ramírez y Lucio Ernesto Palacios Cordero). Tercera circunscripción: Marcelo Herrera Herbert, César Antonio Chávez Castillo, Dolores del Carmen Gutiérrez Zurita, Abraham Bagdadí Estrella, Rogelio Franco Castián, Marbella Casanova Calam y Emilio Zebadúa González (Agustín Bernardo Mantilla Trolles, Gloria Rasgado Corsi, Otilia Galindo García, Amador Jara Cruz, Liborio Vidal Aguilar y Roberto Mendoza Flores). Cuarta circunscripción: José Agustín Roberto Ortiz Pinchetti, René Arce Islas, Luis Eduardo Espinosa Pérez, Lizbeth Eugenia Rosas Montero y Juan José García Ochoa (Jorge Martínez Ramos, Víctor Manuel Camacho Solís, María Marcela Lagarde y de los Ríos, Inti Muñoz Santini, Julio Boltvitnik y Kalinka, Eliana García Laguna, Minerva Hernández Ramos, Roberto Javier Blancarte Pimentel y Carmen Alejandra Manzano Calvo). Quinta circunscripción: Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, Cristina Portillo Ayala, Omar Ortega Álvarez, Javier Salinas Narváez, Nora Serrano Crespo, Sergio Augusto Magaña Martínez y Tomás Cruz Martínez (Francisco Mora Ciprés, María Marcela González Salas y Petricioli, Jazmín Elena Zepeda Burgos, Juan García Costilla, Horacio Duarte Olivares, Juan Pérez Medina, Isidoro Ruiz Argáiz, Beatriz Mojica Morga y Julio César Tinoco Oros).

A diferencia de lo que ocurre en los otros dos partidos mayores, no figura en la lista de candidatos plurinominales quien, en el caso del PRD, se presume sea el coordinador de los diputados de ese partido. Francisco Barrio, que tendrá ese papel con los panistas, tiene segura su designación, porque ella corresponde al comité nacional del PAN, quien al proponerle pasar del gabinete presidencial a la Cámara de Diputados le giró la invitación respectiva. Hay una certidumbre semejante en el caso del PRI, pues aunque los legisladores eligen a quien los coordina, el modo en que fueron seleccionadas las planillas permite a Elba Ester Gordillo saber que la elegirán sus compañeros, porque era la secretaria general de su partido, porque cuenta con su propia base (la magisterial) y porque ha pertenecido a tres legislaturas (dos como diputada y una como senadora).

Pablo Gómez, quien probablemente sea elegido por sus compañeros (esa es la regla, como en el PRI) para coordinar la bancada, prefirió correr el riesgo de ganar directamente su propia curul. Ganó su postulación en el distrito número 23 del DF, con sede en Coyoacán, donde ya alcanzó una victoria hace seis años. Es muy probable que refrende su triunfo, pero de cualquier modo padece la sana incertidumbre de la democracia, en que pocas cosas se saben a plenitud hasta que ocurren.

Hubiera podido buscar un lugar en la lista plurinominal y de ese modo tener mayor certeza sobre su reingreso a la Cámara (donde ya ha estado tres veces antes, en la legislatura LI, postulado por el Partido Comunista Mexicano; en la LIV, cuando era miembro del Partido Mexicano Socialista (en que aquél se había transformado), y en la LVII, ya como miembro del PRD. Estuvo a punto de ser senador, pero un litigio interno en su partido, resuelto por la justicia electoral, dio su escaño al doctor Elías Miguel Moreno Brizuela. Gómez fue también presidente interino de su partido, en la crisis suscitada por la primera, fallida elección de Amalia García, en 1999 y al año siguiente disputó a Andrés Manuel López Obrador la candidatura al gobierno capitalino.

En la planilla cuyos nombres figuran en esta columna sobresale un conjunto de candidatos externos escogidos con el propósito de que hagan aportaciones específicas a la bancada perredista (aunque los más de ellos aparecen en lugares en que podrían quedar excluidos).

Se trata de ex priistas como Socorro Díaz o Manuel Camacho, miembros de la academia como Julio Boltvinik y Roberto Blancarte, o ex consejeros electorales, luego secretarios de Gobierno como José Agustín Ortiz Pinchetti y Emilio Zebadúa, que lo fueron en el Distrito Federal y en Chiapas. Sabremos con frecuencia de la actuación de quienes sean elegidos.

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