BOGOTA, (Reuters).- Para contraer matrimonio u organizar una recepción en un exclusivo hotel o club de una ciudad de Colombia, se necesita el deseo, el dinero y un perro antiexplosivos.
Una pareja de alta sociedad pidió a un hotel en Bogotá tener varios de estos hábiles sabuesos el día de su matrimonio, al que asistirán diplomáticos y personalidades públicas.
Luego de que un coche bomba explotó en el club El Nogal, uno de los más lujosos de la capital el 7 de febrero, las alarmas de seguridad se prendieron en los edificios públicos, empresas privadas, hoteles, clubes, colegios, universidades y centros comerciales.
El impacto psicológico por ese ataque, que dejó 36 muertos y más de 160 heridos, fue más fuerte que los 3.500 muertos anuales que deja la guerra de casi cuatro décadas que sacude al país.
Las solicitudes de perros antiexplosivos, cuyo costo oscila entre los 7.000 y 13.000 dólares cada uno, se dispararon como nunca antes en los últimos 13 años, cuando las firmas de seguridad privada empezaron a ofrecer el servicio.
Pero ocho de las más importantes empresas consultadas admitieron que no tienen disponibilidad para cubrir la avalancha de pedidos.
Los perros antiexplosivos existen desde hace más de una década, pero ahora la gente quiere tenerlos para eventos sociales particulares, como fiestas, cocteles o reuniones ejecutivas.
Algunos optan por alquilar un perro especializado por 24 horas a un costo entre 1.100 y 1.300 dólares y otros prefieren reforzar la guardia armada.
La principal guerrilla del país ofrece hasta 170 dólares de recompensa por la muerte de cada canino especializado al servicio del ejército, usados para detectar explosivos y campos minados.
En Saravena, un conflictivo pueblo del nororiental departamento de Arauca, los policías montan un dispositivo para sacar el perro que los acompaña en el cuartel, porque la guerrilla le ha disparado en varias ocasiones.
Especialistas del tema calculan que en Colombia hay 900 perros antiexplosivos (incluidos 546 de las Fuerzas Militares y 200 de la Policía) una cifra demasiado baja para un país donde hay al menos un atentado semanal y en el que vehículos, burros, bicicletas, libros, maletas o cadáveres pueden explotar.
Durante el 2002, la policía incautó 36 toneladas de explosivos y en lo corrido del año se han decomisado 14 más, en operativos donde labradores y golden retrievers, malinois y pastores alemanes y holandeses metieron sus narices.
Aún así, se necesitan muchos más cuadrúpedos rondando por las calles. La policía inició en diciembre una campaña para que las familias donen sus perros para adiestrarlos, mientras que algunas firmas privadas tienen sus propios "Sherlock Holmes" buscando verdaderos sabuesos por todo el país.
Pero no todos funcionan y por eso los expertos alertan sobre la piratería en el alquiler de caninos, muchos de ellos con jornadas extenuantes de hasta seis horas de trabajo.