“... Me he encontrado con el Médico de los justos reclamos, de los antiguos agravios y de las nuevas demandas. El México de las esperanzas, el que exige respuestas, el que ya no puede esperar. Ése es el México que nos convoca hoy, ése es el México que convoca a mi conciencia, ése es el México al que habremos de darle seguridad, al que habremos de darle rumbo en la nueva etapa del cambio”.
Llegó por fin la fatídica fecha, en Lomas Taurinas, con el asesinato de Luis Donaldo Colosio, yendo una gran multitud a su sepelio. Veamos algunos párrafos de un periódico de la Ciudad de México, del 26 de marzo de 1994, que en parte dice:
“Sepelio de Luis Donaldo Colosio: Una multitud incalculable ovacionó y aplaudió por largo tiempo a Luis Donaldo Colosio Murrieta en los servicios religiosos y su sepelio en el cementerio municipal de Magdalena de Kino, un pueblo distante, 200 kilómetros de la capital del Estado Hermosillo. La televisora estatal transmitió en vivo desde el cementerio más de dos horas, llevando todos los detalles a una teleaudiencia que se calculó en más de 500 mil personas, congregadas para darle el último adiós a quien fuera el candidato del PRI a la Presidencia de la República.
El Arzobispo de la entidad, Carlos Quintero Arce ofició una misa de cuerpo presente para quien llamó cariñosamente Luis Donaldo. En su mensaje visiblemente invadido por la emoción, subrayó que los mexicanos habremos de estar ahora unidos en la esperanza, en torno al ideario claro que dejó el abanderado priísta. Asimismo expresó que ya no habrá para Luis Donaldo Colosio ni muerte, ni llanto, ni luto y que su legado vivirá con nosotros junto a la esperanza de un México mejor.
Junto con el féretro, estuvo la señora Diana Laura Riojas, a quien acompañaron durante todos los servicios religiosos y funerarios el Gobernador de Sonora, Manlio Fabio Beltrones y su esposa Sylvia Sánchez de Beltrones. Diana Laura Riojas viuda de Colosio, quien ha sido en todo momento un verdadero e invaluable ejemplo de fortaleza y entereza ante el dolor y la adversidad, hizo uso de la palabra; se llevó la mano al corazón y leyó lo que quedará para la posteridad, el testamento político de Luis Donaldo Colosio Murrieta.
‘Las balas del odio, del rencor y la cobardía segaron la vida pero no enterraron su ideario que está vivo y está presente”, dijo la viuda de Colosio al agradecer las muestras de condolencias y de sentimientos del pueblo mexicano’”.