Ellos hacen producir la tierra, trabajadores honestos y de buenos sentimientos. Así, en ese ambiente nacieron y crecieron los hijos, nietos y bisnietos de don Francisco González y doña Rita Castañeda, de los que hablé en el artículo anterior.
Don Jesús González Herrera se crió y creció en los campos de la Hacienda de Hornos. Jesús González Herrera, inconforme con los procedimientos del hacendado Zuloaga, deja la hacienda de Hornos y se une a las fuerzas republicanas, en el Estado de Durango. Después de algún tiempo regresa a La Laguna convertido en Coronel para defender las causas de los pobres campesinos.
Forma grupos en el cuadro de la Vega de Marrufo, y como amigo que ya era del presidente Juárez, consigue que se dé el decreto del ocho de septiembre de 1864 en Mapimí, Dgo., se expropien las tierras de Matamoros, Coah., lo que inició el conflicto entre Zuloaga y los matamorenses. Zuloaga reclamaba las tierras que le pertenecían a raíz de la compra que hiciera en 1848 a los González Navarro y que incluían las tierras de Matamoros.
Todo degeneró en conflicto armado. Dice el Dr. Maeda en su artículo publicado en El Siglo de Torreón el 19 de julio de 1980, lo siguiente: “Después suceden otros combates, gales como el de la misma Vega de Marrufo donde cayeron muertos varios de los dependientes de negocios comerciales de Zuloaga, quien por este hecho el 14 de mayo de 1862 envió a su principal dependiente de la Hacienda de Hornos, Pablo Mier y a los empleados Simón Santoyo y a Urbano San Miguel, además de un grupo armado con órdenes precisas de desalojar a los colonos del poblado que ellos llamaban Matamoros”.
Sobre los conflictos de Matamoros, dice don José Santos Valdés en su libro “Matamoros, ciudad lagunera”, editado en 1973, entre otras cosas, lo que sigue: “El enviado de Zuloaga aprehendió a los señores Darío López Orduño, Claudio Juárez, J. Cruz Ugalde, Isidoro Adame, Romualdo Machado, Anastasio Arreola, Bernabé Chavarría, Simón Rocha, Alejandro Flores, Justo Castro y los llevó presos a Monterrey en donde Vidaurri los envió a la penitenciaría. Esto motivó que don Jesús González Herrera convocara nuevamente a los laguneros para prepararse en caso de otras agresiones, que por lo demás, no tardaron.
Terco Zuloaga formó un nuevo grupo de 200 hombres, los que envió contra Matamoros al mando de Juan Fierro Aurelio Gobaton y Anacleto Morales, todos de Parras de la Fuente y organizados para seguir la persecución. En Matamoros hubo varios prisioneros que fueron llevados a la Hacienda de Hornos y poco después se pudieron liberar”.
Episodio final: El 25 de enero de 1876, dice Maeda, González Herrera y su gente se refugiaron en el caso de la Hacienda de la Concepción (La Chona). “Considerando inexpugnable la posición enemiga, los del gobierno se abstuvieron de atacarla y se ocuparon de tender un cerco en espera, de que la carencia de víveres, obligaría a los sublevados a abandonar el recinto y poder batirlos a descubierto. Efectivamente hacia la una de la tarde la tropa sublevada salió de la finca cruzando el río por el paso mencionado, pero en ese preciso momento el Coronel Rosales (Doroteo), ordenó cargar sobre los contrarios que se vieron embarazados bien pronto en sus movimientos de retirada por los caballos que se atascaban, de donde surgió la confusión, viéronse obligados, la mayoría, a huir a pie, pues el fondo del tajo de Sacramento era lodoso y costaba mucho trabajo escapar a caballo. González Herrera vio caer uno a uno sus oficiales y él también fue acribillado a balazos, acabando con su vida...”.