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Petróleo nuestro/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“El patriotismo es el último recurso de los bribones.” William E. Gladstone

Los políticos de nuestro país han encontrado una maravillosa oportunidad para rasgarse las vestiduras y hacer gala de su nacionalismo. El pretexto se los ha dado una sugerencia del comité de relaciones exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos de que un pacto migratorio podría vincularse a un acuerdo para abrir la industria petrolera mexicana a la inversión privada extranjera.

La sugerencia de los legisladores estadounidenses, por supuesto, dista de tener la importancia que se le ha dado en los medios mexicanos. El Congreso de los Estados Unidos no negocia los tratados comerciales de su país, aun cuando sí debe aprobarlos. Una sugerencia de un comité del Congreso no puede verse como la posición de Estados Unidos sobre un tema. No deja de ser interesante que ningún medio importante de la Unión Americana le dedicó siquiera una nota breve al punto de acuerdo del comité de relaciones exteriores. Es tan poco importante que ni siquiera aparece registrado en la página de internet de ese comité.

Esta sugerencia tiene tanta importancia real como la que tendría algún acuerdo de la comisión de relaciones exteriores de la Cámara de Diputados de nuestro país para que Estados Unidos retirase de inmediato sus tropas de Iraq. Pero nuestros políticos -desde secretarios hasta el jefe de gobierno capitalino y el propio el presidente Fox- han aprovechado la oportunidad para afirmar patrióticamente que “el petróleo de los mexicanos” no se vende, ni siquiera a cambio de una medida tan deseada por millones de nuestros compatriotas como sería una mayor apertura de Estados Unidos a nuestros migrantes. De hecho, en el punto de acuerdo del comité, más importante que el párrafo que recomienda la apertura de la industria petrolera mexicana a la inversión privada -promovido por el republicano Cass Ballenger-, es el hecho de que le pide al gobierno que inicie negociaciones con México para un acuerdo migratorio.

La verdad es que el petróleo ni es realmente de los mexicanos ni está amenazado por alguna poderosa fuerza internacional. El beneficiario directo del monopolio petrolero de nuestro país ha sido un grupo relativamente pequeño de funcionarios públicos, líderes sindicales y burócratas, los cuales han aprovechado la riqueza petrolera para enriquecerse o para financiar el crecimiento de la burocracia en el Gobierno Federal.

Pemex es una empresa tan rica y tan nuestra que puede entregar “préstamos” por cientos o miles de millones de pesos al sindicato petrolero que después se desvían a un partido político o aparecen en cuentas bancarias personales en Nueva York. Si bien los ciudadanos somos los supuestos accionistas de Pemex, tenemos menos información sobre el uso de recursos de esta empresa que para cualquier empresa que cotice en la bolsa. El monopolio que Pemex mantiene sobre el petróleo es uno de los factores fundamentales que hace que Campeche, un estado en el que se produce la mayor parte del petróleo nacional, y que por ese sólo hecho debería ser el más próspero del país, permanezca hundido en la miseria. El dinero del petróleo es expropiado y enviado a la ciudad de México para mantener el aparato burocrático de la empresa y del Gobierno Federal. El monopolio de Pemex hace que muchas empresas mexicanas tengan que depender de un solo proveedor -de mala calidad y poca confiabilidad- para sus materias primas, lo cual afecta su capacidad de competir no sólo en los mercados internacionales sino contra las importaciones. El monopolio petrolero gubernamental es también la razón de que tengamos que importar grandes cantidades de petroquímicos y de gas natural.

La verdad es que los mexicanos deberíamos ser los primeros interesados en abrir nuestra industria petrolera a la inversión privada y a la competencia. Pero esto es algo que nuestros políticos no están dispuestos a aceptar. Ninguno se atreve a ir en contra de un tabú nacional. Ninguno tiene el valor de reconocer que nuestro país sería más próspero y soberano si lograra esa apertura. Ninguno quiere explicarle a nuestros compatriotas que cruzan la frontera para trabajar en otro país que una de las razones de la pobreza que los obliga a emigrar es la existencia en México de ese monopolio petrolero que la propaganda oficial nos insiste en presentar como el cimiento de la soberanía nacional.

SOCIOS

A Pemex no se le permite tener socios privados en México pero sí en el extranjero. Por eso la empresa ha tenido que salir a realizar inversiones. Ahí está su asociación con Shell en la refinería de Deer Park en Houston, cuando quizá lo más lógico habría sido tener esa planta en México.

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