Ana Gabriela Guevera, pidió a los medios de comunicación, patrocinadores y a todo el público en general que no la distraigan de sus entrenamientos y objetivos, para así conseguir una medalla en Atenas 2004.
25 septiembre 2003
MEXICO, D.F., (SUN-AEE).- Luego de asegurar que el momento más difícil de su carrera se acerca, con la etapa final de preparación encaminada a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, Ana Gabriela Guevara lanza un desesperado grito de ayuda: "Déjenme seguir trabajando para lograr mis objetivos".
El mensaje va dirigido a todos, absolutamente todos los que de una u otra forma mantienen relación con la velocista mexicana: patrocinadores, prensa, asociaciones, federaciones y organismos en general, tanto públicos como privados.
"Y es que a nadie le gustaría decir que la carrera de Ana Gabriela Guevara se acabó por los compromisos sociales", advierte la sonorense.
La saturación a la que ha llegado la mejor atleta mexicana de todos los tiempos la lleva ahora a solicitar auxilio y comprensión para continuar en lo que llama una "pesada pendiente olímpica".
"Yo quiero seguir con mis entrenamientos, con mis competencias, pero que no me distraigan los medios de comunicación, los reconocimientos, la política. Deseo que nadie interfiera en lo que quiero lograr: un destacado papel en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004".
Hay preocupación en la velocista, y por primera ocasión está dispuesta a compartirla públicamente.
"La verdad es que yo tengo perfectamente planificada lo que es mi carrera profesional, pero no puedo controlar lo otro, la vida social y lo que gira en torno a mis logros deportivos. Sin embargo, trataré de ser más moderada, mesurada con mis patrocinadores, porque mi agenda de trabajo no me permite hacer más compromisos. Es difícil ser la campeona del mundo".
Si bien Ana Gabriela desea compartir el éxito con todos sus compatriotas, y agradece los homenajes ofrecidos, asegura que en muchas ocasiones es invitada por empresas, asociaciones, grupos y clubes "que inventan un reconocimiento para tener a la personalidad con el pretexto de tomarse fotos y obtener autógrafos".
En nutrida conferencia, ofrecida en el hotel Marriot de Polanco, Guevara se dirige a los presentes y precisa: "Que quede bien claro. Busco una medalla olímpica y requiero de una concentración total".
Luego, en una comida privada en el Club de Industriales del mismo hotel, ofrecida en honor de Ana, el director de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), Nelson Vargas, se suma al llamado de auxilio de la velocista: "Pido ayuda para que no exista una presión permanente sobre Ana Gabriela, porque de aquí al 23 de agosto, día de su competencia, se podría perjudicar su participación".
Sin haber estado en la conferencia de Ana, ofrecida apenas momentos antes, Vargas retoma el tema visiblemente preocupado.
Tanto, que pone como ejemplo la amarga experiencia que se vivió en los Juegos Olímpicos de 1968 con Guillermo Echevarría, quien llegó a la justa como campeón mundial de natación y terminó agobiado por la presión.
"Lo ideal es dejar que Ana viva su vida, que goce sus entrenamientos, que disfrute de sus triunfos y se levante de sus derrotas, para que al momento más importante, los Juegos Olímpicos, llegue completamente limpia en el aspecto mental", dijo Vargas, ante empresarios, deportistas y funcionarios del gobierno.
Aunque la tranquilidad retorna cuando Guevara toma de nuevo el micrófono y arranca la ovación en el Club de Industriales.
"Nadie creía en mi porque decían que México no es país de velocistas, pero me gusta romper pronósticos. Atenas me espera".