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CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Juan Pablo II convocó ayer a los millones de católicos de todo el mundo a celebrar una jornada de ayuno y plegarias en favor de la paz mundial para el próximo cinco de marzo, ahora que el mundo está atrapado en la “lógica de la guerra”.
“El futuro de la humanidad nunca debe estar ligado con el terrorismo y la lógica de la guerra”, afirmó el Pontífice desde su ventana ante una multitud congregada en la Plaza de San Pedro.
“Nunca, nunca nunca!”, reiteró con fuerza, pese a su frágil estado de salud que lo aqueja.
El cinco de marzo, que es el Miércoles de Ceniza, los católicos del mundo instarán a todas las partes involucradas tratar de “resolver por medios pacíficos” la actual crisis que se vive, en especial la del Medio Oriente.
Explicó que el ayuno servirá para implorar “antes que nada a Dios por la conversión de los corazones y por la toma de decisiones justas para resolver con medios adecuados y pacíficos las controversias”.
Una guerra contra Iraq “podría turbar la región entera de Medio Oriente y agravar la tensión desgraciadamente ya presente en este inicio del tercer milenio”, añadió el Pontífice, quien de nuevo expresó su “gran aprehensión” por la posibilidad de una guerra en el país árabe.
Juan Pablo II enfatizó que es obligatorio para los creyentes, “independientemente de la religión a la que pertenezcan, proclamar que nunca podremos ser felices los unos contra los otros”.
“Nosotros los cristianos en particular estamos llamados a ser como los centinelas de la paz, de los lugares en los que vivimos y trabajamos”, indicó.
Las palabras del Pontífice ocurren un día después de haber recibido al primer ministro británico, Tony Blair, el principal aliado de Estados Unidos en una posible guerra contra Iraq.
Juan Pablo II llamó a que de los santuarios marianos, de las parroquias y de las familias se eleve “una ardiente oración por la paz con la recitación del Santo Rosario”.
“Esa invocación general se acompañará con el ayuno, expresión de penitencia por el odio y la violencia que contaminan las relaciones humanas”, señaló.
Recordó que los cristianos “comparten la antigua práctica del ayuno con muchos hermanos y hermanas de otras religiones, que con ella buscan deshacerse de toda soberbia y disponerse a recibir de Dios los dones más grandes y necesarios, en particular el de la paz”.
Durante la misa del Angelus, que recitó desde el balcón de su estudio que da a la plaza de San Pedro, Juan Pablo II lanzó un llamado para la liberación de todas las personas secuestradas en Colombia.
Aunque al Papa se le ha considerado un campeón de la paz en las manifestaciones antibélicas, algunos criticaron la posición del pontífice.
Los líderes del Partido Radical italiano denunciaron el domingo que el pontífice iguala el terrorismo con cualquier guerra y dijeron que ellos desean que Saddam Hussein sea exiliado y reemplazado por un gobierno democrático bajo los auspicios de la ONU.
Tras semanas de reuniones con políticos y diplomáticos para hacer patente su oposición a un ataque militar preventivo contra Iraq, el papa Juan Pablo II expuso sus motivos ayer ante todos aquellos que creen en Dios, y expresó temores de que la guerra provoque agitación en todo Oriente Medio.