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BANJA LUKA, Bosnia-Herzegovina.- El papa Juan Pablo II, de peregrinaje en Bosnia, pidió perdón a Dios ayer por “tanto sufrimiento y derramamiento de sangre” infligido por católicos y otros grupos, e instó a los musulmanes, croatas y serbios a olvidar las heridas del pasado.
El pontífice de 83 años, que fue protegido por tropas de la OTAN, instó a los croatas musulmanes y católicos y a los serbios ortodoxos de Bosnia a hacer a un lado sus diferencias y forjar una sociedad multiétnica duradera.
Juan Pablo II subrayó la necesidad de una “purificación genuina de la memoria mediante el perdón mutuo”, tema dominante de su papado, que se ha prolongado casi 25 años.
“Desde esta ciudad, marcada en el curso de la historia por tanto sufrimiento y derramamiento de sangre, le pido a Dios Todopoderoso que tenga misericordia por los pecados cometidos contra la humanidad, la dignidad humana y la libertad, también cometidos por hijos de la Iglesia Católica”, dijo Juan Pablo II en bosnio.
“Conozco la prolongada prueba que habéis soportado, la carga de sufrimiento que es parte de vuestras vidas diarias”, dijo el Papa. “No renunciéis. En verdad, volver a empezar no es sencillo. Será necesario sacrificio y constancia para que la sociedad tome un rostro verdaderamente humano y todos vean el futuro con confianza”.
“Es necesario reconstruir al hombre desde dentro, sanar las heridas, lograr la genuina purificación de la memoria mediante el perdón mutuo”, agregó. “La raíz de todo bien —y tristemente, de todo mal— está en lo profundo del corazón. Es allí donde debe ocurrir el cambio”. Afectado por la enfermedad de Parkinson y por problemas de cadera y rodilla, el pontífice celebró la misa ante 50,000 peregrinos en el monasterio de Petricevac.
La temperatura sobrepasó los 30 grados centígrados pero el Papa soportó el calor durante la ceremonia de casi tres horas y tuvo dificultades para hablar en tres ocasiones.
Luchó con sus rodillas durante cinco minutos de oración en la catedral, antes de salir hacia Roma. Sus manos temblaban, pero lucía satisfecho.
Un funcionario del Vaticano, que habló con la condición de permanecer en el anonimato, dijo que el viaje esperado, para agosto, a Mongolia, una nación predominantemente budista donde hay sólo 170 católicos, sería postergado.
“Todavía no es el momento. Es necesario nombrar a un obispo y construir una iglesia”, agregó. El pontífice desea seguir adelante con sus planes de visitar Eslovaquia a mediados de septiembre.