Agencias
MÉXICO, DF.- El arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, emplazó a los mexicanos a luchar por las “grandes reformas” que el país necesita para lograr empleos, y no estar esperando una ayuda de las instituciones federales y locales.
Sin precisar más sobre las “reformas” a las que aludió, el cardenal destacó que el gobierno, por sí solo, no puede resolver la problemática de pobreza que tiende a agudizarse por el incremento del desempleo en México. Durante la homilía, el prelado advirtió sobre el gran alejamiento que enfrenta la Iglesia de sus feligreses, por momentos de crisis personal, social o cultural.
No obstante, precisó que así como hay personas que se alejan de la Iglesia también están las que regresan, para los que esta institución tienen los brazos abiertos y los invita a tomar el camino a dejar una vida ambigua y para que su fe se refleje en la vida diaria.
Entrevistado luego de la misa dominical en la Catedral Metropolitana, el también arzobispo primados de México se refirió también al caso del ex comisionado del Consejo Nacional contra las adicciones, Guido Belsasso, al señalar que siempre serán preocupantes los actos de corrupción.
Sin embargo, aclaró que cada uno es responsable de sus actos, y que si este funcionario cometió algún ilícito deberá ser juzgado con justicia, pero que esto no empaña la figura del Presidente Vicente Fox.
Durante la misa, el Cardenal llamó a cooperar con el Episcopado Mexicano en la campaña de La Solidaridad 2003, con el lema “Multipliquemos el Milagro,” contra el hambre y la desnutrición infantil en México.
Dijo que en el caso particular de la Ciudad de México, como principal receptor de la población marginada de las zonas rurales que emigran en busca de oportunidades de trabajo y de una vida mejor, este sector vive en los grandes cinturones de miseria y la pobreza.
Además debe enfrentar condiciones insalubres en sus viviendas , falta de acceso a los servicios médicos y también que muchos jefes de familia no puedan proveer a sus hogares los a alimentos en la cantidad y calidad adecuadas que requieren sobre todo los menores.
En ese sentido, al ser interrogado sobre si es no es suficiente la labor que realizan los gobiernos, dijo que si bien estos tienen programas específicos para combatir la pobreza tanto a nivel federal como local, la Iglesia por su parte no intenta competir, sino cumplir con su misión.