Reuters
Washington, EU.- Los proveedores de autopartes de Estados Unidos, otros fabricantes e incluso algunos correligionarios republicanos pidieron ayer al presidente estadounidense, George W. Bush, que ponga fin a su programa de emergencia de aranceles a las importaciones de acero.
Los críticos del programa aseguran que éste ha contribuido a amplias pérdidas de empleos en el sector manufacturero.
?La manufactura en EU, en general, está en una crisis y los aranceles al acero forman parte del problema?, dijo el representante republicano Joseph Knollenberg, del estado de Michigan, a la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos (ITC por sus siglas en inglés).
Knollenberg participó en el primero de dos días de audiencias sobre los efectos de los aranceles en las compañías que usan el acero como insumo y en la economía estadounidense en general.
Bush aplicó aranceles de hasta 30 por ciento en marzo del 2002 para ayudar al sector siderúrgico estadounidense a recuperarse después de una serie de más de 30 bancarrotas.
Los socios comerciales de EU desafiaron la medida y a principios de este año la Organización Mundial del Comercio (OMC) declaró que los aranceles son ilegales.
Mientras tanto, como parte de una revisión ordenada por Bush, la ITC está preparando un informe sobre si el programa de aranceles, de tres años, está consiguiendo su objetivo de promover la reestructuración de la industria del acero.
Una vez que reciba el informe, Bush podría decidir si continuará, modificará o dará fin a los aranceles para el acero, que ya han caído a una tasa máxima de 24 por ciento en el segundo año del programa y que bajarán más en el tercero y en el cuarto año.
Las compañías consumidoras de acero, como Caterpillar Inc., han cabildeado con éxito a algunos legisladores republicanos clave para ordenar un segundo informe que obliga a la ITC a examinar el efecto de los aranceles al acero en diferentes sectores manufactureros y en la economía de Estados Unidos.
La ITC, que recomendó protección para la industria del acero a fines del 2001, tiene programado escuchar el jueves los testimonios opuestos a los gravámenes de más de una treintena de testigos que representan a proveedores automotrices, fabricantes de maquinaria, operadores de puertos, y otros sectores.
Estos han dado un impulso al presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Alan Greenspan, quien el mes pasado pidió que se ponga fin a los aranceles.
Las siderúrgicas que están a favor de que sigan los aranceles testificarán el viernes.