Madrid, España.- Habla con naturalidad y sinceridad de su retirada, algo que en un artista de su talla es poco frecuente. Y aunque su entusiasmo es a los 62 años ?el mismo? que al principio de su carrera, Plácido Domingo está preparado para ese momento, que sitúa ?como muy probable? en el 2006 ó 2007. ?Saber envejecer es un arte?, dijo el tenor.
?Lo que no puedo hacer -añade- es retirarme antes de tiempo, ni tampoco después. Tan mala es una cosa como la otra. No puedo negar, en la vida como en la carrera, que el fin está cada día más cerca. Es ley de vida?.
Ese asumir la proximidad del fin, el final de una carrera plagada de éxitos personales y artísticos, no quiere decir, sin embargo, que no sienta dejar de cantar. ?Pues claro que sí, lo sentiré y mucho?, afirma el tenor madrileño que, más delgado, asegura estar ?en plena forma?, física y vocal.
Así ha quedado de manifiesto durante los últimos días en el Teatro Real de Madrid, donde hoy cantará la última de las cinco funciones que ha hecho de La Walkyria, cuatro de ellas junto a la soprano alemana Waltraud Meier, una voz wagneriana de lujo. Plácido Domingo ha sido Siegmund, hijo del dios Wotan, el joven que se enamora de su hermana gemela Sieglinde.
Una historia de amor apasionada y trágica sobre la que, en su opinión, ?no cabe la crítica moral?. Durante los últimos diez años ha cantado más de cuarenta veces este personaje ?muy difícil, pero agradecido?, y quiere seguir haciéndolo hasta la retirada, porque le ha proporcionado muchas alegrías.
El tenor, que planifica cómo será ese adiós, algo que todavía no tiene muy definido, cree que el de Siegmund es un personaje muy adecuado para una hipotética gira de despedida por los teatros en los que ha cantado siempre. Plácido Domingo podrá dejar de cantar, pero su adiós no será radical, ya que tiene previsto dedicarse a la dirección de orquesta y a la gestión artística de los dos teatros de ópera que dirige desde hace años, las Óperas de Los Ángeles y Washington.
?Si no contemplo la retirada total -comenta- es porque siento el mismo entusiasmo que sentía al principio de mi carrera. Pero hay que sopesar todas las posibilidades. Si un día la salud -ahora de hierro, como siempre- me fallara, o me disgustara o cansara hacer cosas, entonces sí, lo dejaría todo?.
Ocurra una cosa o la otra, en cualquier caso querrá recuperar el tiempo perdido, y estar más con su familia, con sus hijos y sus nietos. En su interior hay ?un tira y afloja? sobre el lugar en el que vivirá tras la retirada, si en Madrid, donde nació en enero de 1941, o en Acapulco (México), donde está ahora la casa familiar.
A propósito de Madrid, y a dos meses de las elecciones municipales, Domingo comenta las noticias que circularon hace años sobre su posible candidatura a la alcaldía de la capital. ?No fue una broma, pero naturalmente hubiera tenido que dejar mi carrera. Y cuando me retire, ya no tendré edad?. Domingo, artista generoso con los que empiezan, no se considera el último divo en activo. Divo en el sentido positivo del término, como un artista a quien el público quiere y admira, por quien llena los teatros, ?compra mis discos, me espera a la salida de los teatros. Todavía quedamos algunos de esa época?.
?Gracias a Dios -continúa- están saliendo cantantes nuevos que ocuparán nuestro lugar. Algunos ya lo han hecho. Soy de los que creen en las nuevas generaciones, cosa que no ocurre siempre?.
El tenor cree ?con fuerza en los jóvenes?, por eso creó su concurso Óperalia, del que han surgido cantantes que ya disfrutan hoy del éxito. ?La ópera -dice- tiene que seguir, va a seguir adelante. Mientras los seres humanos tengan un ápice de romanticismo, de sensibilidad, la ópera, la música, seguirá viva?.
?El público -concluye- siempre extrañará a ciertos artistas. Hay un tiempo que te extrañan, que te recuerdan con cariño, pero las generaciones pasan. Es la lógica de la vida. En mi ánimo ha estado, está y estará el ayudar a los jóvenes, hacer todo lo que pueda para que la cadena siga. Es importante transmitirles lo que a nosotros nos enseñaron las generaciones anteriores?.