El Plan Municipal de Desarrollo presentado por el alcalde Guillermo Anaya Llamas el lunes pasado, se limita al trazo de estrategias generales y adolece de falta de propuestas concretas. El Plan carece de una visión de ejecución al detalle, que implique “el qué hacer” y “el cómo hacer” para cumplir con los objetivos globales que se plantea, que de esta suerte pueden quedar en la dimensión difusa de las buenas intenciones.
El planteamiento mismo de los objetivos y la estrategia general que el Plan contiene, se expresa en un formato que más bien corresponde al de una propuesta hecha por un candidato en campaña. La ciudadanía espera de cualquier plan de gobierno, el planteamiento en detalle de objetivos concretos, cuya determinación se encuentre cimentada en partidas presupuestales específicas y un calendario de ejecución.
Es cierto que la administración precedente tampoco hizo lo propio en este sentido y por el contrario, nos acostumbró a realizaciones virtuales que se dieron por hechas en el terreno de la mera propaganda. La reubicación de los ambulantes del Sector Alianza y la Planta de Tratamiento de Aguas son dos botones de muestra de ese estilo de gobierno que apunta más a la imagen que a la esencia y tiene como resultado el parecer y no ser.
El Gobierno actual está obligado a dejar atrás ese estilo virtual, porque ofreció el cambio y al efecto eso es lo que mandó la ciudadanía en el momento de sufragar el pasado veintinueve de septiembre. Es el momento de pasar de los postulados grandilocuentes en pro de la persona humana, la calidad de vida y la edificación de la Perla de la Laguna como el lugar de mayor vitalidad, al terreno de las obras y servicios concretos.