Reuters
CARACAS, VENEZUELA.- La oposición de Venezuela analizaba ayer relajar el prolongado “paro cívico” contra el presidente Hugo Chávez, para mitigar el impacto que ha tenido sobre el sector privado y los inminentes controles de cambio y de precios.
El paro, iniciado el dos de diciembre exigiendo la renuncia de Chávez y elecciones adelantadas, y fortalecido por la adhesión de miles de empleados de la vital industria petrolera, ha perdido vigor en otros sectores del país, agobiado por una severa recesión económica y la caída del consumo interno.
Empresarios, sindicalistas y políticos que impulsan la protesta han descartado levantarla, pero versiones de la prensa local dijeron ayer que podrían flexibilizarla en el sector educativo privado y los grandes centros comerciales.
Según algunas versiones podrían adoptares horarios restringidos, como lo ha hecho la banca privada desde el inicio de la protesta, a la cual no se sumaron los empleados de las grandes empresas mineras estatales del país, ni el transporte público de pasajeros.
“Luego de prácticamente dos meses de paralización en esta protesta, las organizaciones tienen también que revisar permanentemente sus estrategias, lo que significa que pudiera presentarse en cualquier momento un mecanismo que permita a aquellas buscar un oxígeno”, dijo Julio Brazón, presidente de la mayor cámara de comerciantes del país, Consecomercio.
Eso, agregó, no significa “salir” de la lucha y la idea es buscar medios que eviten “conflictos de carácter laboral en las propias empresas y que permitan recuperar los flujos de caja”.
“Aquí no hay que hablar de levantar el paro hasta tanto se logren los objetivos planteados”, dijo Brazón a Unión Radio, agregando que se están analizando las eventuales medidas.
Responsabilidad de todos
Chávez, quien califica de “oligarcas” y “golpistas” a los promotores del paro, dice que sólo renunciará si perdiera un referendo revocatorio, que según la Constitución puede hacerse a partir del 19 de agosto, cuando cumple la mitad de su mandato.
El militar retirado, que dice liderar una “revolución” pacífica en favor de los pobres, afirmó que la producción de crudo se recuperó a más de 1,32 millón de barriles por día (bpd), desde 3.2 millones en noviembre, aunque los huelguistas aseguran que sólo son 966,000 bpd.
Algunos analistas y opositores menos radicales sostienen que el paro debe ser levantado debido a su impacto económico, el gobierno ha anunciado que tomará medidas para conjurar la crisis fiscal ante la baja de los vitales ingresos petroleros.
La Iglesia Católica abogó ayer por el cese del paro.
Pero los efectos de la inmovilidad ya se sienten en el quinto exportador mundial de crudo, que vive una escasez de gasolina y gas doméstico sin precedentes, así como el desabastecimiento de alimentos y otros bienes.
Entre controles y amenazas
Muchas empresas han dado vacaciones a sus trabajadores, otras suspendieron temporalmente la relación laboral a la espera de que la situación mejore y otras redujeron los sueldos, tratando de no cerrar definitivamente sus puertas, lo que ha incrementado el desempleo, que según cifras oficiales ronda el 17 por ciento.
Simultáneamente se ha desatado una severa especulación en los precios de algunos bienes y de los alimentos, que el gobierno tratará de aplacar con un control de precios.
El presidente dijo el domingo en Brasil, donde asistió al Foro Social Mundial, que está evaluando una tasa impositiva para la compra especulativa de dólares y que “habrá que instalar también un sistema de control de precios (...)” y un programa de distribución de alimentos y de medicinas para paliar la escasez.
Los opositores afirmaron que Chávez podrá utilizar el control de cambio para perjudicar a las empresas que adhirieron al paro, así como a los medios de comunicación privados, controlados mayoritariamente por adversarios del presidente, que necesitan importar papel y equipos electrónicos para operar y a quienes Chávez ha amenazado con el cierre y el retiro de concesiones.