EDITORIAL Columnas Editorial Caricatura editorial

Plaza pública/Elecciones locales

Miguel Ángel Granados Chapa

Los comicios extraordinarios en tres municipios del estado de México, efectuados el domingo pasado, subrayaron la distribución del poder municipal a los tres partidos principales en la entidad y en el país. Y esa misma tendencia se observará en las elecciones de Tabasco (donde serán elegidos 17 ayuntamientos y 21 diputados) y en menor medida en San Luis Potosí, donde la elección es sólo municipal, de 58 ayuntamientos. Allí el dato central de la jornada del próximo domingo podría ser la abstención.

Por causas diversas, fue anulada la elección de ayuntamientos en Atenco, Chalco y Tepotzotlán, efectuada en marzo pasado. La nueva jornada electoral, deliberadamente pospuesta para después de la elección federal del seis de julio, premió a la alianza del PRI y el Verde con la alcaldía de Atenco, al PRD con la de Chalco, y al PAN con la de Tepotzotlán. En este último caso, la diferencia entre los ganadores y quienes quedaron en segundo lugar, los candidatos de la coalición tetracolor parecía tan breve, 16 votos, que fue aconsejable abrir los paquetes y contar papeleta por papeleta. El resultado, admitido ya por el candidato priista a alcalde, se amplió a sesenta votos. Fue más contundente la victoria perredista en Chalco, y no fue escasa la ventaja priista en Atenco.

Habrá quien, a la vista de la movilización que impidió la construcción del aeropuerto en la zona de Texcoco, se sorprenda por el triunfo tetracolor en aquel municipio conocido ahora como símbolo de resistencia civil. Es que los manifestantes que blandieron machetes son una minoría, y se concentran sobre todo en el ejido de San Salvador Atenco, cuyo centro de población es la cabecera municipal, por lo que Atenco es una entidad jurídica y demográfica diferente.

En Tabasco se reproducen, a escala municipal, las condiciones de la lucha que produjeron la anulación de la elección estatal en el año 2000 y el refrendo de la victoria de Roberto Madrazo bajo la forma de Manuel Andrade. Como es inevitable que ocurra en una entidad donde el PRI imperó de modo incontrastable durante décadas, buen número de los candidatos con mayores posibilidades de ganar las alcaldías son ex priistas a quienes apoyan partidos de oposición. No es nuevo el fenómeno: en la polémica elección estatal de 1994, los tres candidatos habían sido líderes locales del PRI: Roberto Madrazo, Andrés Manuel López Obrador y Juan José Rodríguez Pratts.

Algo semejante ocurre ahora en el municipio del Centro, cuya cabecera es Villahermosa. El candidato priista, Floricel Medina Pereznieto, fue secretario particular de Madrazo, y cuenta con el apoyo político y material de Andrade. El líder nacional del PRI, que apostó cuanto pudo a dejar sucesor en la Casa Grivalva debe tener especial interés en subrayar su control sobre la política tabasqueña, pues de lo contrario menguaría su imagen de siempre ganador, en que basa su actual posición en el elenco priista. Fueron miembros del PRI, también, Adán Augusto López Hernández y Ariel Cetina, candidatos del PRD y de Acción Nacional respectivamente.

Cetina ha sido cercano al actual alcalde capitalino, Andrés Granier, de quien fue colaborador y que notoriamente lo apoya, lo que anuncia el próximo transito de Granier hacia fuera del PRI, sea por voluntad propia o porque lo expulsen. Al marcharse al PAN, Cetina siguió los pasos de Rodríguez Pratts y de José Antonio de la Vega, que habiendo sido elegido diputado en la lista priista hace tres años, se convirtió al panismo y fue candidato a gobernador también entonces. Hoy forma parte de la bancada del PAN en San Lázaro. Pero es diputado de representación proporcional, pues su nuevo partido no se ha asentado con una estructura permanente en Tabasco que le permita consolidar su presencia.

Sí cuenta con ella, en cambio, el PRD, que debe ser muy fuerte al grado de que sobrevive a la ruda disputa interna, a la que los contendientes aplican la energía política que dirigida a batir a sus adversarios hubiera permitido al perredismo dominar la escena tabasqueña en los diversos niveles. Ahora mismo, la candidatura de Adán Augusto López Hernández ha sido causa de división, que llega al extremo aberrante de que carece del apoyo de la dirección estatal.

López Hernández coordinó la primera campaña de Manuel Andrade, no obstante lo cual (o a causa de ello, para lograr una negociación) fue designado gobernador interino por la fuerza unida de los diputados entrantes del PRD y el PAN en diciembre del 2001. No entró en funciones, sin embargo, porque una serie de factores combinados con la osadía permanente de Madrazo (practicante, dije entonces, del palodadismo, que surte efectos que ni Dios quita) cuya habilidad para crear hechos consumados le permitió poner en el interinato a Enrique Priego.

Con todo, tanto López Hernández como Cetina tienen oportunidad de batir a Medina Pereznieto. La posibilidad de derrotar al PRI se hubiera potenciado de haberse unido PAN y PRD, que lo han intentado varias veces. La última vez fracasaron en su pretensión de hacer candidato de unidad a Arturo Núñez, un político de acción condenado ahora a resolver consultas y brindar asesoría.

Un cambio en el calendario electoral potosino, en sentido contrario a la corriente que se impone, de unificar jornadas electorales, puede hacer muy deslucida la del próximo domingo. En vez de realizar simultáneamente los comicios de gobernador, diputados y ayuntamientos, los últimos fueron desplazados de julio a octubre. A ver quién va.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 55287

elsiglo.mx