EDITORIAL Columnas Editorial Caricatura editorial

Plaza pública/Triple fraude

Miguel Ángel Granados Chapa

Tres fraudes por un solo boleto (de a cinco mil pesos): esa fue la oferta cumplida el sábado en la Plaza México. 1) Sobre el ring, el espectáculo defraudó a los aficionados. 2) Políticamente, a los ciudadanos se les engañó, ya que nuevo el Presidente asoció su figura a una promoción de la asociación privada fundación Vamos México; y la profesora Elba Ester Gordillo, que aclaró ser amiga de los Fox, pero no su cómplice, mostró que es ambas cosas. Y 3) se probó que, contra la ética, la caridad que practica tal fundación está dispuesta a obtener dinero de donde venga, sin límites, lo que sienta un precedente peligroso, el de que el fin justifica los medios. 1) El tongo fue colosal. Antes la crónica deportiva acudía con frecuencia a ese término que es, según la Academia: “Trampa realizada en competiciones deportivas —, en que uno de los contendientes se deja ganar por razones ajenas al juego”. Tal cual: Las peleas principales parecían arregladas, mal arregladas, insultantemente mal arregladas, para que la manipulación fuera ostensible. Ya el hecho mismo de rodear de un aparato propagandístico encuentros sabidos de mala calidad, hacía sospechoso su aspecto deportivo. El protagonista de la jornada es un muchacho empresario que por diversión juega al pugilato, con predecible éxito: en una categoría, crucero, no reconocida oficialmente por ninguna de las agrupaciones mundiales, llegó al campeonato nacional con apenas media docena de peleas. Y el sábado dizque obtuvo la corona latinoamericana de esa categoría frente a un paluca (término ese no reconocido por la Academia, propio también de la crónica deportiva de ayer), es decir un bulto que con trabajos se tuvo en pie y cayó en el segundo minuto de una pelea que debía durar 36. Tenga o no Jorge Kahwagi Macari la fuerza y la habilidad para demoler al boxeador ruso que actuó de puching bag , lo puso fuera de combate a las primeras de cambio.

Además de dedicarse a los puñetazos, el campeón maneja varios negocios, y es director corporativo del Grupo Editorial Convergencia, presidido por su padre, Jorge Kahwagi Gastiné, y que publica el diario Crónica. 2) No obstante la irrelevancia de la pelea, el Presidente Fox recibió el viernes a los contendientes. Ni siquiera combates de verdadero valor pugilístico, menos estas piezas de astracán, justificarían la audiencia.

De ella informó el vocero de Los Pinos, Rodolfo Elizondo, presente en la función, como lo estaba también Paulina Fox, la segunda hija del Presidente. Esas deferencias se explicaban porque la sesión sabatina fue organizada por la Fundación Vamos México y por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Hablando literalmente en nombre de una y de otro, la profesora Elba Ester Gordillo, también entusiasta asistente al bodrio pugilístico, mostró que no sólo se ha unido a su amiga la señora Fox para editar y hacer circular una Guía de padres, sino también para organizar funciones de beneficiencia. (La Guía, por cierto, no menciona el boxeo entre las prácticas deportivas aconsejables.

El volumen tres, dedicado a los padres de muchachos de 13 a 15 años, no incluye el pugilato en ninguna de las ilustraciones alusivas, y cuando enumera los valores que propician los deportes individuales, cita como ejemplos de éstos la natación, la gimnasia, el atletismo y las artes marciales).

Fue presencia conspicua también la del senador Jorge Emilio González Martínez, amigo personal de Kahwagi. He allí una virtud hasta ahora no conocida o no explotada del boxeo, su capacidad de reunir a los distantes: es natural en este momento que el Partido Verde y el PRI —su presidente y su secretaria general— compartan no sólo candidaturas sino también diversiones. Pero es laudable, habla bien de las virtudes conciliatorias de los puñetazos, valga la paradoja, el que ambos adornaran con su presencia un acto organizado por la señora Fox, una “ciudadana panista”, sin que para hacerlo los estorbara la mezquindad partidista. Qué bonito.

3) Es menos bonito comprobar que para la Fundación Vamos México el fin justifica los medios. La función de box fue un modelo de chabacanería. Ya es discutible que se acuda a un espectáculo donde los negocios prevalecen sobre cualquiera otra consideración, la deportiva desde luego. Funcionan en México tres agrupaciones de pretendido alcance universal: el Consejo Mundial de Boxeo (presidido casi desde su fundación, hace cuarenta años, por el señor José Sulaimán, conocido por su dedicación a coleccionar piezas de arqueología); la Federación Internacional de Boxeo, y la Organización Mundial de Boxeo. Cada una mantiene su propia clasificación.

Al actuar en México se tropiezan entre sí, de lo que da cuenta el que en peso pluma los campeones “mundiales” de cada agrupación sean mexicanos. El riesgo de que se lave dinero en funciones así no debe menospreciarse.

Valerse de un negocio que huele, y no a rosas, indica una propensión riesgosa. Se puede infringir la norma ética en que debe basarse la filantropía. Por lo pronto, se atropelló el buen gusto: entre round y round, y entre pelea y pelea, hacían las delicias del respetable edecanes o modelos contratadas por la revista Playboy, que también se sumó a la noble causa de la señora Fox. Los atuendos de las señoritas propagandistas de la afamada publicación creada por Hugh Hepfner avivaban en un sector de los presentes sus experiencias como espectadores de table dances, que proferían gritos como los que se estilan en esos lugares.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 21490

elsiglo.mx