EL SIGLO DE TORREON
Torreón, Coah.- Con el Tratado de Libre Comercio y sin él, los campesinos hace mucho tiempo que no ven la suya. Desde hace aproximadamente 20 años cada vez son más los habitantes del medio rural que emigran a los Estados Unidos, donde unos se quedan a vivir en forma definitiva y otros regresan por temporadas.
Eusebio Olivas Aparicio, del ejido Santo Niño Aguanaval, dice del TLCAN; ?A nosotros no nos llega nada del Libre Comercio, eso es para los puros ricos, puros pequeños propietarios, como los Álvarez, un señor Marcelo, don Florentino y otros señores que tienen tierras por aquí?.
En su comunidad viven 108 ejidatarios en total, pero tuvieron que separarse en dos grupos porque unos querían vender toda la tierra y otros no.
?El otro grupo vendió a un señor que se apellida Hoyos y les dio 140 mil pesos por 30 hectáreas a cada uno, hace cerca de 9 años ya, pero nosotros no quisimos y mejor nos separamos. Hay un señor Marcelo, que a mí me compra ahorita a 140 mil pesos la hectárea, pero es barato porque en Rancho Alegre vendieron a 200 mil pesos?.
Cuenta que la venta de tierras se sigue dando todavía, pues hay personas que se dedican a comprar y hacen ofertas aparentemente tentadoras, pero la verdad es que es muy barato, tomando en cuenta que ese ejido posiblemente pueda contar con agua de la planta tratadora para establecer cultivos forrajeros.
Los productores del sector social de Aguanaval, dice, tratan de negociar con SIMAS la compra de agua tratada para sembrar, ?pero los ricos son los que siempre ganan y a lo mejor no alcanzamos nosotros agua?.
Ernesto Chávez Báez, ejidatario también de Santo Niño Aguanaval, pero del otro grupo, dice no saber nada del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, pues rara vez leen los periódicos. ?Nosotros nomás sembramos cuando vienen las aguas broncas del río Aguanaval, como el año pasado que se pudo aprovechar para una hectárea?.
De 58 años, Ernesto es albañil desde su juventud, pues no tienen agua en forma regular cada ciclo agrícola y hay que trabajar para comer, de tal suerte que cuando recibieron la oferta para vender sus tierras aceptaron y a él le correspondieron 147 mil pesos, los cuales tuvo que repartir con sus hermanos y en poco tiempo el dinero se acabó.
El comprador, dice, es un tal de Hoyos, ?pero ese es coyote nada más, no es el dueño. Nadie de nosotros conocemos quién es el dueño de toda la tierra que nos compraron?.
Ernesto cuenta que los campesinos que se quedan a vivir en el pueblo, trabajan en las pequeñas propiedades, como ?Tierra Blanca?, donde ganar 60 pesos por día.
De acuerdo a la Central Campesina Cardenista, el objetivo de las reformas al artículo 27 Constitucional, ?es generar condiciones propicias favorables a los grandes empresarios nacionales y extranjeros y provocar con la instrumentación de políticas públicas neoliberales, la aceleración de la descapitalización del campo mexicano, impactando fuertemente al sector social?.
La historia de Juana
Juana Pérez Limón, de 37 años y vecina del poblado Nuevo Mieleras, cuenta que hace poco más de 12 años su primer esposo se fue a los Estados Unidos a buscar trabajo, pero ya no regresó y quedó sola con sus dos hijas.
Posteriormente Juana se volvió a casar y ahora tiene otras tres hijas más de su segundo matrimonio, con Antonio Díaz, quien trabaja en un establo y gana poco más del salario mínimo, con lo cual se mantiene la familia. ?La mayor de mis hijas se casó a los quince años y ahorita ya tiene un niño de cinco meses de edad?.
La carne, comenta, la comen cada quince días, más o menos, pues no alcanza para comprarla más seguido. ?Comemos sopita, frijoles y soya. Lo bueno es que les gusta a mis hijas la soya, que es muy buen alimento?.
Nuevo Mieleras, poblado que pertenece a dos municipios; Torreón y Matamoros, es una comunidad donde casi en cada casa hay cuando menos un miembro de la familia que trabaja en Estados Unidos.
Gabriel Cárdenas, de 40 años, relata que desde hace 20 años se va a Dallas, Texas, donde trabaja en la construcción o en otros oficios y percibe entre 400 y 500 dólares a la semana de sueldo, paga 400 dólares de renta por el departamento que ocupa y ya se ha casado en dos ocasiones allá mismo.
?Ya estoy por irme otra vez y siempre me llevo varios chavos más que quieren irse a trabajar. Les cobro barato, 400 dólares hasta Arlington, Texas, donde viven muchos de aquí. Nos vamos por Acuña, brincamos a Del Río, Texas por el río, caminamos cinco o seis días hasta llegar a San Ángelo y de ahí hasta Arlington en un mueble.?
Mientras los pequeños propietarios luchan por prerrogativas para poder producir con mayor margen de utilidades y ser competitivos, los campesinos también luchan... por sobrevivir.