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Pobreza/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Vivimos en un mundo de interdependencia: eso significa que no nos podemos aislar unos de otros”. Bill Clinton

Davos, Suiza.- El número de pobres en el mundo se ha reducido a la mitad en estas últimas dos décadas, las de mayor globalización en la historia de la humanidad. El problema es que esta disminución no se ha distribuido de manera equitativa en todo el mundo. Los países que más se han globalizado han sido los que han disminuido realmente su pobreza. China, y en menor medida la India, han sido los ejemplos más notables. En cambio las naciones del África al sur del Sahara son las que menos se han integrado a la economía internacional y las que más han visto aumentar su pobreza.

La solución para combatir la pobreza en el mundo no parece ser la construcción de un “nuevo orden económico internacional”, con todas sus reminiscencias de Luis Echeverría, o la creación de un nuevo Fondo para Combatir la Miseria y el Hambre, que fueron las propuestas del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva aquí en Davos. En todo caso la solución parecería pasar por una mayor internacionalización de las economías de los países pobres.

En este sentido preocupa la afirmación de Supachai Panitchpakdi, nuevo director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), quien señaló en Davos que el comercio internacional se contrajo en el 2001 por primera vez en muchos años mientras que en el 2002 se registró un crecimiento apenas marginal. Esta noticia, que quizá pudiera ser tomada con alegría por algunos grupos globalifóbicos, significa que los más pobres del mundo tienen menores posibilidades hoy de escapar del círculo vicioso de la miseria.

Desafortunadamente la simple apertura de mercados no resolverá tampoco el problema de la miseria. Mucho énfasis se hizo en Davos sobre daño que generan los subsidios agrícolas de los países ricos. Pero si bien es verdad que este daño existe, especialmente para las naciones de desarrollo medio como Brasil o México, en los casos en que algunos países desarrollados han abierto completamente sus mercados a los productos agrícolas de los países más pobres, como Noruega, el aumento en el flujo comercio ha sido marginal. “La racionalidad de los mercados no es suficiente para combatir la pobreza -dijo el presidente mexicano Vicente Fox en Davos-. Necesitamos más mercado, pero en un mejor Estado”. Virtualmente todos los especialistas en pobreza que participaron en los páneles de discusión del Foro Económico Mundial enfatizaron la necesidad de crear instituciones y de invertir en infraestructura y en educación, al tiempo que evitar los desequilibrios financieros que llevaron, por ejemplo, al desplome de Argentina.

Pero otros factores empiezan a notarse. “No se puede combatir la pobreza sin las mujeres” señaló el académico indio de la Universidad de Michigan C:K. Prahalad”. Efectivamente, todas las experiencias internacionales señalan que para lograr que los hijos de una familia sumida en la miseria puedan salir adelante se necesita que la mujer asuma un papel activo en la protección de sus hijos y en su educación. Los intentos por impedir este proceso por respeto a los usos y costumbres de las comunidades simplemente condenan a los hijos a la miseria.

La globalización comercial y financiera es importante para generar una salida a la pobreza. Pero hay otras muchas cosas que se deben hacer. Tener un verdadero Estado de Derecho, como lo ha planteado el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, es indispensable.

Los países que han logrado reducir la pobreza lo han hecho sobre la base de inversión en infraestructura humana y física. Quizá la educación es el pilar más importante en esta cadena. Si bien la experiencia nos demuestra que simplemente gastar más en educación, como lo ha hecho México, no es suficiente: hay que elevar la calidad de la instrucción.

Hay que entender, por otra parte, que no hay tarea más importante para los gobiernos del mundo que combatir la pobreza, aun cuando las batallas políticas cotidianas hacen que los esfuerzos en este campo no sean lo suficientemente intensos o se pierdan en batallas ideológicas absurdas, como la guerra contra la globalización. Incluso a los ricos les conviene combatir la pobreza, porque con una política adecuada los marginados de hoy bien pueden ser los consumidores del futuro.

Subsidios

Un importante presidente de una empresa internacional advirtió en Davos al respecto de los subsidios agrícolas europeos: “¿Es necesario que un país como Suiza produzca azúcar? Cuesta tres veces el monto de recursos y fertilizantes y una enorme cantidad de subsidios. Mejor sería para todos importarla... Pagar subsidios a una producción y entonces pagar para subsidiar su exportación es moralmente perverso”.

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