A 149 años de su estreno, unos piden enterrarlo y otros resaltan su belleza e importancia
SUN-AEE
MÉXICO, DF.- A 149 años del estreno del Himno Nacional, el sociólogo Roger Bartra advirtió que la composición poética de Francisco González Bocanegra se encuentra en “avanzado estado de putrefracción y es urgente, por lo tanto, enterrarla”, de acuerdo con un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En contraste, músicos de la UNAM defendieron la letra y música de esta obra, a la que consideraron como “una de las más bellas del mundo”.
Bartra, integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional, destacó que los símbolos nacionales como el Himno, la Bandera y el Escudo, se han ido vaciando de vida y, en esa medida, se convirtieron en signos.
En estricto sentido, precisó, ya no son símbolos, sino signos que adornan los actos de traspaso e investidura de poderes y que identifican los recintos ceremoniales para distinguirlos de los lugares comunes, propios de la sociedad civil.
Tarde o temprano, aseguró, su futuro posiblemente sea “el de amontonarse en las bodegas de los museos y en los archivos oficiales”.
Asimismo, el investigador subrayó el “carácter irracional” de los símbolos patrios, cuya mayor evidencia, es precisamente el Himno Nacional.
Destacó que “el tono agresivo, bélico y castizo del himno mexicano hace evidente su irracionalidad, así como el carácter desfasado y caduco de sus referencias a arcángeles, dedos de Dios, laureles de triunfo, banderas empapadas en sangre, destinos celestiales y demás simbología de origen obviamente, ajeno a las étnicas aborígenes”.
Estos señalamientos, aclaró, no son una descalificación ni una crítica, sino la comprobación de un hecho cultural cristalizado en tradiciones que exaltan el carácter atemporal, es decir eterno, de los símbolos patrióticos.
Así, el hecho de exaltar los valores decimonónicos de la guerra contra osados enemigos no debe afectar el culto nacionalista a la identidad, pues esta profunda dislocación entre las metáforas y la realidad actual es, en sí misma, la prueba del carácter perenne de los valores de una sociedad, expresó.
“Cuanto más absurdos sean los valores exaltados -agregó-, más se acrecienta su carácter abstracto y atemporal, al grado que, como se sabe, algunos llegan a creer en la existencia eterna de un anti-héroe amenazador llamado Masiosare”.
Bartra afirmó que los símbolos étnicos de la identidad mexicana han sido poderosos mitos, alimentados por el nacionalismo postrevolucionario, expandido con fuerza a lo largo del siglo pasado.
Como todos los mitos, añadió, estimularon diversos ritos y cultos a personajes indígenas heroicos -como Benito Juárez- o semidivinos -como Cuauhtémoc-. Con el tiempo, sin embargo, estas ceremonias cívicas perdieron sustancia y se convirtieron en procesos oficiales burocratizados.
El opuesto...
Con una concepción contraria a la de Bartra, los profesores de la Escuela Nacional de Música de la UNAM, Pilar Vidal, Felipe Ramírez y Esther Escobar coincidieron en que un gran número de vocablos de la composición poética está en desuso, pero ello no significa que ésta haya pasado de moda, como tampoco sucede con grandes obras, como las de Beethoven.
Esther Escobar explicó que la letra del himno, escrita por el mexicano González Bocanegra, y la composición musical del español Jaime Nunó dieron vida a una obra impecable, la cual no tiene por qué eliminarse ni sustituirse. “El Himno Nacional nos da identidad; es una manera de incluirnos dentro de una sociedad que quizá, tiene los mismos principios y anhelos”, consideró.
Por su parte, Pilar Vidal y Felipe Ramírez coincidieron en que la letra y música de esta obra es “intocable”. Ella, quien es directora de Orquesta desde hace 25 años, expuso que “en lugar de tener problemas con las palabras de la composición poética, sería mejor ampliar nuestro conocimiento del idioma español”.
Vidal y Ramírez se pronunciaron por intensificar en las escuelas mexicanas el conocimiento del Himno, para que los estudiantes comprendan el significado de los versos de González Bocanegra. Felipe Ramírez ejemplificó que los estudiantes, por falta de cultura, no entienden palabras como el “bridón”, que designa al caballo, medio de transporte en el siglo XIX. Insistió en que los maestros de educación básica, a quienes se les encomienda la enseñanza de este símbolo, deben mejorar la forma de transmitir estos conocimientos.
Tabla de datos
LA COMPOSICIÓN
La versión original del Himno Nacional de 1854 comprendía diez estrofas, pero en la actualidad su uso cotidiano se redujo a cuatro (la primera, la quinta, la sexta y la décima), donde se intercalan cinco entradas del coro.
-La composición poética de Francisco González Bocanegra (el autor) siguió la forma de los himnos eclesiásticos, donde la comunidad contesta a una oración -siempre de forma igual- y a la invocación del sacerdote -o estrofa-.
-Esta forma métrica presenta estrofas de ocho versos, donde el octavo siempre se repite, así como cuatro versos en el coro. Todos ellos decasilábicos -o de arte mayor- y rima consonante. La estrofa sigue la forma de la llamada “octava italiana”, con una rima aguda en el cuarto y el octavo verso. Las restantes se combinan de diversos modos.
-Desde 1821 -con la culminación de la Guerra de Independencia- germinó en México la aspiración de tener un canto cívico con significación nacional.
-Por aquellos días se pensó en una marcha nacional, en una canción patriótica, en un canto épico y hasta en un himno patriótico, pero no en un Himno Nacional. Este concepto surgió hasta 28 años después.
-Bajo el régimen de Antonio López de Santa Ana, se publicó en el Diario Oficial del 12 de noviembre de 1853, la convocatoria a un certamen para adoptar un Himno Nacional. Se ofrecía un premio, según su mérito, a la mejor composición poética que sería calificada por una Junta de Literatos, nombrada ex profeso.
-Dicha convocatoria comprendía otro premio, en los mismos términos, a la composición musical para dicho Himno, dirigida a los profesores de este arte.
-El 5 de febrero de 1854 se dio a conocer una comunicación aparecida en la primera plana del Diario Oficial, ella consignaba que la composición del poeta de San Luis Potosí, Francisco González Bocanegra, fue calificada como la de mayor mérito. Sin embargo, el ganador nunca recibió el premio, pues la letra no logró satisfacer la vanidad del general López de Santa Anna.
-Sobre el autor de la música, López de Santa Anna conoció al maestro español Jaime Nunó en Cuba, hacia el año 1853, a quien invitó a venir a México. Ese mismo año, Nunó fue dado de alta en el Ejército Mexicano como director general de Bandas y Músicas, con el grado de capitán.
-Sin embargo, Nunó gozaba de poca simpatía entre los músicos mexicanos, tanto militares como civiles, por su imposición como director. Para salvar obstáculos, entregó su composición para el Himno con el lema “Dios y Libertad” y sólo las iniciales de su nombre: J. N.
-Al ser declarada triunfadora esta obra musical, el diez de agosto de 1854, Nunó se identificó como autor de esta composición y dos días después, fue declarado formalmente autor del himno, que el gobierno adoptó como nacional.
-El 15 de septiembre de 1854 se cantó por primera vez en el Teatro Santa Anna, por la soprano Claudia Fiorentini, la contralto Carolina Vietti, y las comprimarias Sidonia Costini, Isabel Zanini y la señora Ciocca. Además del tenor Lorenzo Salvi, el barítono Federico Benaventano, el bajo Ignacio Marini y Heliodoro Spechi, y los comprimarios Robere, Jiménez y Díaz. Fungió como director Giovanni Botessini.
FUENTE: SUN-AEE