BRASILIA. - La Iglesia Católica de Brasil, considerada una de las más progresistas de la región por su compromiso con los pobres, está preocupada con el ortodoxo rumbo económico del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
"Las últimas medidas hicieron decir a todo el mundo que el país va a crecer menos. Entonces hay preocupación con la economía", dijo el presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), Jayme Chemello. "No estoy totalmente satisfecho todavía", agregó.
El obispo, al comentar la reciente decisión del Banco Central de Brasil de elevar las tasas de interés, medida considerada recesiva por algunos empresarios y políticos, dijo que siente "aprensión" por la política económica del gobierno, aunque pidió tiempo para que Lula pueda implementar los programas sociales que prometió en su campaña.
"No puedo poner un cuchillo en el cuello del gobierno mientras tenga buena voluntad, sinceridad y transparencia. Pero la paciencia también se agota", advirtió Chemello, quien luego elogió el plan oficial "Hambre Cero", que contará con la colaboración de la Iglesia.
El programa 'Hambre Cero', principal programa social del gobierno, busca resolver la carencia alimentaría que sufren unos 22 millones de personas en Brasil.
La administración de Lula decidió recientemente un ajuste en su presupuesto para este año, que incluye recortes y contención de gastos por el equivalente a tres mil 800 millones de dólares con el objetivo de asegurar los pagos de los intereses de la deuda del país.
Brasil tiene la mayor población católica del mundo y la Iglesia tiene una gran influencia en los movimientos sociales del país, uniendo a laicos y cristianos en la lucha contra la dictadura que gobernó entre 1964 a 1985.
Armada con la Teología de la Liberación que nació en América Latina, es también una abanderada de la defensa de los derechos de los pobres y contra las políticas represivas.
Chemello dijo que el presidente Lula "sabe de mi aprensión" por la política económica de su gobierno.
Y reveló que al recibir el miércoles al ministro de Hacienda, Antonio Palocci, le manifestó su preocupación por la política económica y le sugirió realizar una auditoría en la deuda del país, de más de 250.000 millones de dólares.
"Tenemos una deuda que necesita una auditoría. Me gustaría que el gobierno la promoviera. No vamos a negar lo que debemos, pero no vamos a aceptar la expoliación", dijo.