30 julio 2003
BRASILIA, (Reuters).- El plan Hambre Cero, insignia del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en su guerra declarada contra el hambre en Brasil, será puesto próximamente a prueba en áreas metropolitanas de grandes ciudades del país, dijo el miércoles José Graziano, ministro y coordinador del programa.
"Vamos a entrar en este semestre con un programa piloto en cuatro áreas metropolitanas, donde el problema del hambre, a diferencia de las zonas rurales, está ligado a la desintegración familiar", dijo a corresponsales extranjeros Graziano, ministro de Seguridad Alimentaria y Combate al Hambre.
El programa, prioridad de Lula en el área social y que busca erradicar la falta de alimentos que padecen unos 22 millones de personas en Brasil, fue implementado hasta ahora principalmente en pequeñas ciudades en la seca región noreste, que concentra la mitad de la población pobre del país y cuyos indicadores sociales se parecen a los de algunas naciones del Africa subsahariana.
Graziano estimó que a fines de agosto el plan Hambre Cero estará beneficiando a 300.000 familias brasileñas en unas 350 ciudades y que a fin del 2003 serán 1.000 los municipios beneficiados por el programa.
El plan, que incluye la distribución de 50 reales (unos 17 dólares) al mes por familia para la compra de alimentos, pretende llegar a unos 46 millones de pobres, un poco menos que un tercio de la población, muchos de las cuales sobreviven con menos de un dólar por día.
Graziano indicó que en las pequeñas ciudades el programa se apoya en el incentivo a la agricultura familiar, "que no genera ingresos pero sí ocupación y alimento", mientras que en las grandes ciudades estará ligado a programas de vivienda, infraestructura y creación de jardines de infantes en áreas marginales.
"En las grandes ciudades vamos a empezar por un programa piloto en una área metropolitana en diferentes regiones del país", indicó el ministro, quien dijo que la elección de las ciudades que serán beneficiadas aún está en etapa de estudio.
El programa, que dispone para invertir este año de unos 3.000 millones de reales (1.020 millones de dólares), ha sido objeto de críticas por su supuesto asistencialismo. Sin embargo, Graziano reiteró la posición del gobierno, que ve al programa como una combinación de "la emergencia con lo estructural".
Lula, nacido en la más absoluta miseria en el noreste, dijo en su discurso de asunción el 1 de enero que habrá cumplido la misión de su vida si al final de su mandato de cuatro años lograba que todas las familias brasileñas comieran tres veces al día. Graziano dijo que la promesa sigue vigente y que ésa es la meta del programa.